El colesterol es un componente esencial del organismo, pero si se encuentra en niveles elevados se convierte en un factor de riesgo importante para padecer enfermedades cardiovasculares como la arteriosclerosis o los infartos. Desde hace años se buscan soluciones naturales que contribuyan a reducir el colesterol, y en este sentido, hay un interés creciente por los beneficios que tiene el aceite de pescado, en especial el de aquellos ricos en ácidos grasos Omega-3 y otro menos conocido como es el Omega-11, también denominado ácido cetoleico.
El ácido cetoleico, también conocido como ácido gadoleico, es un tipo de ácido graso monoinsaturado que se encuentra principalmente en los peces pelágicos como el arenque. Los peces pelágicos son aquellas especies que nadan cerca de la superficie del mar y son conocidas por su alto contenido en ácidos grasos saludables, y aunque los ácidos grasos Omega-3 como el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) han sido los más ampliamente estudiados por los beneficios que ofrecen a la salud cardiovascular y cerebral, el ácido cetoleico ha empezado a captar la atención de los expertos por su capacidad de reducir el colesterol y mejorar la salud metabólica.
El colesterol es una sustancia grasa que el cuerpo necesita para llevar a cabo funciones vitales, como la producción de hormonas o la formación de membranas celulares. Sin embargo, un exceso de colesterol y especialmente de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad) o colesterol malo, puede acumularse en las arterias y aumentar el riesgo de sufrir diversas enfermedades del corazón. Los tratamientos habituales para reducir el colesterol suelen incluir dietas específicas, ejercicio físico y medicamentos dependiendo del caso. Sin embargo, los investigadores explican que los aceites de pescado ricos en Omega-11, están demostrando ser una opción natural y eficaz a la hora de reducir los niveles de colesterol de un modo significativo.
El aceite de pescado ha sido reconocido durante décadas por su contenido en EPA y DHA, dos ácidos grasos poliinsaturados de la familia Omega-3, componentes que han sido ampliamente estudiados por su capacidad para reducir la inflamación, mejorar la salud del corazón y favorecer la función cerebral. Sin embargo, el efecto del aceite de pescado convencional sobre la reducción directa del colesterol ha sido hasta la fecha relativamente modesto. En este sentido, los expertos han constatado que el ácido cetoleico, también presente en algunos aceites de pescado, tiene efectos notables en la reducción del colesterol.
Un reciente estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Bergen (Noruega), ha investigado los efectos del ácido cetoleico en ratas de laboratorio diabéticas, que fueron alimentadas con un suplemento a base de aceite de arenque, como ya hemos comentado, una fuente rica en Omega-11. Los resultados fueron reveladores, las ratas que consumieron aceite de arenque experimentaron una reducción del 14% en los niveles de colesterol total, en comparación con otro grupo de ratas que consumieron aceite de anchoa que no contiene ácido cetoleico.
Para los expertos, esta diferencia sugiere que el ácido cetoleico podría ser un factor clave en la reducción del colesterol, superando incluso los efectos de los aceites de pescado convencionales que sólo son ricos en EPA y DHA. A esto hay que sumar otro descubrimiento interesante, además de reducir el colesterol, el ácido cetoleico mejoró la sensibilidad a la insulina y los niveles de glucosa, lo que podría tener implicaciones positivas para aquellas personas que padecen diabetes tipo 2.
Los expertos comentan que el descubrimiento del ácido cetoleico como un agente efectivo para la reducción del colesterol, abre nuevas vías de tratamiento para quienes buscan controlar sus niveles de manera natural, de hecho, los estudios preclínicos han demostrado que podría ofrecer una alternativa o ser un complemento a los tratamientos tradicionales. Podéis conocer todos los detalles de la investigación de la Universidad de Bergen a través de este artículo publicado en la revista científica British Journal of Nutrition.
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