En PLoS Medicine podemos leer un artículo en el que se concluye que aquellas investigaciones que cuentan con la financiación de compañías como Coca Cola, Pepsi, u otras relacionadas con el mundo de las bebidas azucaradas, tienen hasta cinco veces más posibilidades de determinar que no existe asociación entre el consumo de refrescos azucarados y el aumento de peso. Esta conclusión se obtiene tras revisar varios estudios que se han realizado desde el año 2006 en torno a dicha relación.
No es la primera vez que se habla sobre este tema, los resultados de los estudios financiados por las marcas les favorecen. Los intereses creados son motivo de preocupación, evidentemente es necesario el papel que desempeña la industria de las bebidas y la alimentación en la ciencia, pues con los fondos que aportan se pueden realizar estudios, el problema es que sólo se dan a conocer los resultados que ellos desean. Es evidente, los resultados negativos perjudicarían sus ventas, sería echarse piedras en su propio tejado.
En el post ¿Algunos investigadores defienden alimentos poco saludables? ya planteábamos la complicación de que las compañías alimentarias subvencionen a los investigadores, el objetivo suele ser buscar pruebas que refuten la relación entre el consumo de alimentos que se consideran poco saludables y el sobrepeso y la obesidad o ciertas enfermedades. Las conclusiones de este tipo de estudios tienen como finalidad cuestionar a otros estudios que muestran la citada relación, explicando que la moderación es el camino a seguir, el abuso de este tipo de bebidas es lo que provoca el sobrepeso y la obesidad.
Reputados investigadores como David Allison, un reconocido científico estadounidense con un amplio curriculum a sus espaldas y responsable de un centro de investigación de la obesidad en la Universidad de Alabama, determinaba que los estudios que apuntan la relación entre bebidas azucaradas y obesidad no tiene evidencias sólidas, no siendo lo suficientemente rigurosos y por tanto no pueden ser una prueba para aseverar que existe una relación entre el alto índice de sobrepeso y obesidad, y el consumo de bebidas azucaradas o fast food.
Desde hace años se sospecha que algunos investigadores favorecen a sus patrocinadores a la hora de ofrecer resultados, estos expertos pueden sentirse comprometidos si sus trabajos son subvencionados por las grandes empresas del mundo de la alimentación, sus resultados podrían no ser tan objetivos como debieran, quizá la fuente de subvenciones e ingresos prevalecería ante la verdad que se reflejara en el estudio. En este sentido queremos destacar una relación que podría considerarse sospechosa, recordemos que en el año 2009 Coca Cola llegaba a un acuerdo con la AAFP (Academia Estadounidense de Médicos de Familia), la empresa decidía colaborar económicamente con esta entidad en el contexto educacional, se pretendía mostrar el papel que desempeñan los refrescos y edulcorantes en un estilo de vida saludable. Se podía decir que Coca Cola barría para su casa, las conclusiones mostraban que los refrescos no son tan malos como se pintan, son los consumidores los que no tienen medida y en cierto modo, son responsables de sufrir sobrepeso y obesidad.
No podemos dejar de citar la campaña contra las bebidas azucaradas que se realizó en Australia, en ella se intentaba convencer a los consumidores a través de un vídeo de lo perjudicial que resulta abusar de los refrescos azucarados, el vídeo de la campaña logró captar la atención de los consumidores. En él se advertía de que un formato de 600 mililitros de refresco equivalía a la ingesta de 16 sobres de azúcar, por lo que la pregunta lógica a realizar era la siguiente, ¿a que no te comerías 16 paquetes de azúcar? entonces, ¿por qué te los bebes?
Es lógico que existan dudas sobre los resultados de los estudios financiados por la industria de las bebidas, los resultados se alejan bastante de los que se obtienen en otros estudios independientes que no han recibido subvención de empresas de alimentación o bebidas. Volviendo al citado estudio, los autores revisaron una serie de estudios y conclusiones de investigaciones realizadas desde el año 2006 hasta el año 2013, en todos ellos se trataba la relación entre el consumo de bebidas azucaradas y el sobrepeso y la obesidad. Los investigadores clasificaron en dos grupos los resultados de los estudios, asociaciones positivas y asociaciones negativas.
No se tenía constancia en ese momento de quiénes habían subvencionado las investigaciones. Tras cotejar datos, se determinó que algunas revisiones tenían un conflicto de intereses financieros con la industria alimentaria, se determinaba que la evidencia científica era insuficiente para vincular el consumo de bebidas azucaradas con el sobrepeso y la obesidad. Los resultados ofrecidos eran contradictorios o no proporcionaban una conclusión sobre la vinculación, otros estudios en cambio (aquellos que no tenían conflicto de intereses) determinaban que las bebidas azucaradas representaban un riesgo potencial para el aumento de peso.
¿Qué precio tiene la búsqueda honesta del conocimiento? Parece que existen prejuicios que afectan a la interpretación de los investigadores a la hora de dar a conocer los resultados del estudio realizado, dependiendo de quién lo financie, claro. El trabajo es interesante y nos debe hacer pensar, cuando se da a conocer un estudio hay que intentar saber quién está detrás, pues esto puede darle más o menos credibilidad. Podéis conocer todos los detalles de esta investigación a través de la revista científica PLos Medicine.
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