Hace un par de años os hablábamos de la carne híbrida, una nueva carne elaborada con ingredientes vegetales y carne de cultivo celular, de la que se decía que podía transformar la industria de las proteínas alternativas y, en general, el sistema alimentario mundial. El objetivo de este nuevo producto híbrido es reducir el consumo de carne tradicional, sea utilizando materia prima vegetal, micoproteínas o proteínas fúngicas fermentadas, microalgas, etc.
Pero, ahora surgen dudas sobre la seguridad alimentaria de la denominada ‘carne híbrida’, en este caso se habla de la combinación de la carne de cultivo celular y la denominada ‘carne vegetal’. Y las dudas tienen sentido, recordemos que la OMS y la FAO analizaron la seguridad de los alimentos de cultivo celular, señalando más de una cincuentena de riesgos y posibles peligros que deberían subsanarse, de ello hablábamos en este artículo.
Desde hace algunos años se han realizado diferentes estudios sobre la seguridad de la carne de cultivo celular y los productos vegetales alternativos a la carne, trabajos que señalan diferentes riesgos y posibles peligros que ahora se unirían en un nuevo alimento. Precisamente en la Reunión Anual de la Asociación Nacional de Departamentos Estatales de Agricultura (NASDA) de Estados Unidos, se apunta a la necesidad de establecer marcos regulatorios para el etiquetado diferenciado de productos cárnicos, avícolas y marinos de cultivo celular, alentando al USDA y la FDA a analizar las propiedades celulares y nutricionales de estos productos e indicar las diferencias en el etiquetado.
Sobre la carne vegetal, la mayoría se elabora con proteínas procedentes de los guisantes o la soja, algún tipo de aglutinante y grasas vegetales, aunque también pueden incluir sabores naturales y artificiales con el propósito de imitar mejor a la carne tradicional, de ahí que al final estemos hablando de productos ultraprocesados que, además, pueden tener una baja calidad nutricional. A esto hay que añadir que la mayoría pecan de exceso de sal, por lo que no resultan tan saludables como se ha querido hacer creer.
Volviendo a las carnes híbridas, se cree que es la alternativa que podría ayudar a reducir el consumo de carne de origen animal, además de impulsar ambas industrias, la de la carne de cultivo y la de la carne vegetal. El producto sería una oportunidad para disfrutar de una comida sin comprometer las preocupaciones medioambientales, el bienestar animal y, supuestamente, la salud. Además, esto ayudaría a reducir el precio, lo que facilitaría la venta, recordemos que aún no se ha logrado la paridad de precios con la carne tradicional.
Se apuesta con fuerza por la carne híbrida, por ejemplo, Meatable y Love Handle anunciaron una inversión de seis millones de dólares para establecer la primera cocina híbrida y un centro de innovación a nivel mundial en Singapur. Se pretende una producción en masa y además, lanzar una variedad de productos cárnicos híbridos que se empezarán a servir en los restaurantes en 2025, y posteriormente en el canal de alimentación.
Las previsiones son buenas, pero, ¿qué pasa con la seguridad alimentaria de las carnes híbridas? Se supone que si se evita la carne animal criada para consumo humano, se evitan muchos problemas de seguridad alimentaria, así lo ha explicado en varias ocasiones la industria de la carne de cultivo celular y la de las carnes vegetales, y puede ser cierto, pero antes se debe considerar la seguridad y nada mejor que leer el informe mencionado, elaborado por la FAO y la OMS, donde se señalan problemas y consecuencias negativas para la salud por contaminación con metales pesados, microplásticos y nanoplásticos, por alérgenos como los aditivos que se utilizan para mejorar el sabor y la textura, por contaminantes químicos y componentes tóxicos, por priones, etc.
El documento muestra la necesidad de centrarse en la seguridad de materias primas e ingredientes, alérgenos, equipos específicos para la producción de carne de cultivo celular como, por ejemplo, los bioreactores, etc. Como nos comentan aquí, se conjugan los riesgos de ambas industrias en un solo producto, y se podría añadir que se necesitan estudios que muestren que esta combinación no puede dar lugar a otros problemas de seguridad alimentaria. Posiblemente conoceremos nuevas investigaciones al respecto que aclaren todas las dudas y puedan certificar la seguridad alimentaria de las carnes híbridas.