Distribuir la sal de forma inteligente permitiría reducir en un 25% la incorporación de este ingrediente en los productos alimentarios, así lo ha asegurado un grupo de investigadores perteneciente al Instituto de Alimentación y Nutrición de los Países Bajos (TIFN), que acaba de dar a conocer una nueva tecnología para ello. Se indica además que la reducción es efectiva y no es necesaria la incorporación de otras sustancias o aditivos, ya que reducir la sal no implicaría la pérdida de aroma o sabor.
Según los expertos, se trata de un gran avance que podrá ser empleado por la industria alimentaria en beneficio de la salud de los consumidores. El nuevo sistema presentado se basa en la percepción de los consumidores sobre la sal que contienen los alimentos y a partir de estos resultados, han desarrollado la tecnología (basada en la mezcla de fracciones de sal) que permitirá repartir la sal de forma inteligente.
Alimentos como el pan, los quesos, los embutidos o los aperitivos y snaks, podrían contener hasta un 25% menos de sal y en teoría no lo notaríamos. Si realmente el sistema funciona, algunos planes enmarcados en la estrategia NAOS para que la industria panadera elaborara pan con menos sal reduciendo su adición a un gramo por año, y con el que se ha logrado reducir hasta un 26% su contenido en comparación con el pan de hace 4 o 5 años, se hubieran solventado en poco tiempo.
Sin embargo, la reducción de sal nos plantea algunas dudas, recordemos el post riesgo al reducir la sal en los alimentos, en él destacábamos un estudio realizado por la FSA (Food Standard Agency) indicando que la sal actuaba como conservante en distintos productos, alimentos preparados, productos cárnicos elaborados, etc. Reducir la sal aumentaría el riesgo de listeriosis, infección provocada por la bacteria Listeria monocytogenes fruto de la ingesta de alimentos mal cocinados o crudos. Estos especialistas remarcaban que la reducción de sal elevaría el riesgo de intoxicaciones alimentarias, evidentemente todo dependerá del tipo de alimentos, por lo que parece obvio que la aplicación de la nueva forma de distribuir la sal de forma inteligente debería contar con informes previos elaborados por las agencias de salud en los que se analizara el contenido de sal y cuál sería el límite de reducción o distribución que evitará las intoxicaciones.
Es evidente que el abuso del consumo de sal es una práctica que se extiende, sin darnos cuenta nos acostumbramos a una determinada cantidad de sal y poco a poco incrementamos su adición en los alimentos, claro que esta es otra cuestión que debe resolverse mediante la educación alimentaria, explicando los riesgos que conlleva su abuso, como por ejemplo las enfermedades cardíacas, los problemas cardiovasculares etc.
Volviendo a la investigación, los expertos indican que su tecnología también puede ser aplicada a otras sustancias como por ejemplo el azúcar y con resultados similares. De momento sabemos que el sistema ha sido patentado y se está experimentando actualmente en los Países Bajos en un plan de reducción de sal en los alimentos, sobre todo en la industria panadera.
Seguiremos los avances y resultados de los investigadores del TIFN.
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