En el mes de marzo del año pasado, el IARC, Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS, concluía en una investigación realizada que el glifosato, uno de los herbicidas asociados a los cultivos transgénicos, era posiblemente cancerígeno para los seres humanos. Posteriormente la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) anunciaba que evaluaría los resultados obtenidos por el IARC, la agencia informaba que realizaría una reevaluación del herbicida por la creciente preocupación de los consumidores, la industria alimentaria y algunos políticos que consideraban que se debería prohibir, dado que se había observado una clara relación entre el cáncer y el glifosato.
Finalmente, en el mes de noviembre la EFSA anunció que tras la evaluación realizada, consideraba que era poco probable que el glifosato supusiera un riesgo cancerígeno, contradiciendo el dictamen arrojado por el IARC. Recordemos que cada 10 años se debe realizar una revisión sobre el uso de determinadas sustancias en la Unión Europea para la renovación del permiso de uso, una de las principales razones de la reevaluación del herbicida tenía como cometido proporcionar un informe a la Comisión Europea para que decidiera si incluye o no el glifosato en la lista de sustancias activas autorizadas en la Unión Europea. Pues bien, se mantiene la disputa entre la EFSA y algunos investigadores del IARC por las conclusiones sobre el glifosato, algunos expertos del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer y otros investigadores sugirieron en su momento que el proceso de reevaluación de la EFSA era favorable a la industria, por ello la EFSA se ha defendido aclarando su postura y los métodos que ha llevado a cabo para la evaluación..
Esta semana Bernard Uhl, Director Ejecutivo de la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea, daba a conocer una respuesta a la crítica recibida por el trabajo de evaluación que han realizado los expertos de la agencia sobre los riesgos del glifosato, uno de los herbicidas más populares del mundo. En ella se detalla que la evaluación realizada se basa en procedimientos consensuados a nivel mundial por la ONU sobre la clasificación y etiquetado de productos químicos, se tiene en cuenta toda la documentación científica sobre el glifosato, se detallan todos los pasos que se dan en la evaluación, se critican las acusaciones vertidas por el IARC al argumentar que la agencia no realiza evaluaciones, sólo realiza una revisión del histórico del producto, algo que no es correcto según la agencia.
En el documento se asegura que no existen evidencias de carcinogenicidad en el glifosato y así lo confirman la mayoría de expertos. Son varios los argumentos expuestos en este documento de 18 páginas que contesta al Profesor Christopher Portier, uno de los principales investigadores del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer y también activista estadounidense del Fondo de Defensa Ambiental que está en contra del uso de pesticidas en los cultivos, siendo uno de los máximos impulsores en las campañas que se han realizado para que los agricultores dejen de utilizar pesticidas y herbicidas para proteger sus cultivos. Evidentemente, dada su relación con este tipo de organizaciones, la EFSA y otras entidades científicas consideran que la postura de este experto no es imparcial, del mismo modo que no lo son los estudios presentados para considerar que el glifosato puede incrementar el riesgo de cáncer.
La EFSA considera que el IARC realiza un papel importante en la evaluación de agentes cancerígenos, sin embargo, cree que no se puede comparar la primera evaluación realizada por el IARC con la completa evaluación de riesgos realizada por la EFSA, la agencia realiza una evaluación detallada que se ha diseñado en base al proceso de reglamentación de los plaguicidas y en estrecha colaboración con los Estados miembros de la UE. Parece que lo que peor le ha sentado a la EFSA es que se le haya acusado de favorecer a la industria a través de una carta enviada por 96 investigadores entre los que se encontraban científicos del IARC, a Vitenis Andriukaitis, Comisario Europeo de Salud y Seguridad.
Los responsables de la EFSA aseguran que su trabajo es transparente y no dudan en incluir un producto en la lista negra de sustancias químicas perjudiciales cuando es necesario, de hecho, durante los últimos 12 años se han vetado más de 40 productos químicos tras constatar riesgos para la salud humana o medioambiental. No es la primera vez ni la última que la EFSA y el IARC llegan a conclusiones diferentes en sus evaluaciones, sobre la clasificación de categorías del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, la EFSA recuerda que son el resultado de una evaluación de riesgos y hay que tener en cuenta que la diferencia entre “peligro” y “riesgo” es, en muchas ocasiones, mal interpretada, con una evaluación de riesgos los peligros pueden ser identificados, pero la probabilidad o grado en que pueden causar daño no se puede medir.
Merece la pena recordar que el glifosato está presente en muchos alimentos y que varias empresas han empezado a instar a sus proveedores a que abandonen este producto químico, de ello hablábamos en este post. Sin embargo, hay que destacar que los niveles detectados estaban por debajo de los límites de seguridad establecidos por la legislación, al menos así lo explicaban las partes interesadas. Parece que el debate seguirán, para unos la EFSA cumple perfectamente su cometido, otros en cambio han perdido la confianza en la coherencia científica de la agencia, ya que insiste en obviar estudios epidemiológicos y de genotoxicidad cuyas conclusiones muestran los riesgos del glifosato.
Según leemos aquí, el Director Ejecutivo de la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea declara que el documento de respuesta está dirigido a los 96 investigadores que enviaron la carta y no al IARC.
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