A través de la web de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) podemos acceder a un directorio de guías alimentarias de todo el mundo, son más de 100 guías alimentarias de diferentes países que se adaptan a la situación alimentaria y a su población. Estas guías y directrices alimentarias varían en estructura y formato, pero en todos los casos ofrecen consejos similares que buscan (en principio) mejorar la calidad de la alimentación y la salud de la población.
Como sabemos, las dietas y los alimentos que las comprenden varían de un país a otro en función de la disponibilidad de los productos alimenticios, de la economía, de las costumbres, la tradición y la cultura gastronómica, etc. La FAO explica que a pesar de las guías y los consejos que se proporcionan, acceder a una alimentación saludable resulta cada vez más complicado, cada vez más personas consumen alimentos con una elevada densidad energética y baja calidad nutricional, con un alto contenido en grasas insanas, azúcar y sal principalmente. El ritmo de vida, el trabajo sedentario, el cambio en el modo en el que nos desplazamos que reduce la actividad física, etc., también son factores que provocan que poblaciones enteras estén abocadas a sufrir sobrepeso y obesidad, así como diferentes enfermedades asociadas como, por ejemplo, la diabetes.
Las guías alimentarias son recomendaciones realizadas a nivel nacional a sus habitantes para que se alimenten mejor y puedan disfrutar de un estado de salud óptimo, se trata de uno de los recursos con los que se cuenta para intentar hacer frente al problema de la obesidad, que en las últimas décadas se ha triplicado y ha derivado en el incremento significativo de diferentes problemas de salud, enfermedades cardíacas, diferentes tipos de cáncer, diabetes, etc. Este problema no lo sufren únicamente los países industrializados, también lo sufren los países de ingresos medios y bajos, donde el sobrepeso y la obesidad crecen incluso a un ritmo más elevado que en los países con ingresos elevados.
Las directrices alimentarias o pautas dietéticas tienen el cometido de establecer una base para las políticas alimentarias y nutricionales para la población, la salud, la agricultura y los programas de educación nutricional, a fin de fomentar los hábitos alimenticios y estilos de vida saludables. Proporcionan consejos sobre los alimentos, sus grupos y los patrones dietéticos, que ayudan a promover la salud y realizar una efectiva prevención de las diferentes enfermedades crónicas asociadas a una mala alimentación y a un estilo de vida inadecuado. En este sentido, la FAO ayuda a sus países miembros para que desarrollen, revisen e implementen las directrices en base a las actuales evidencias científicas sobre alimentación, realizando, además, un seguimiento de los cambios en el enfoque y orientación general.
A través de esta página de la FAO, podremos acceder a las guías y pautas alimentarias de más de 100 países del mundo. El recurso es interesante para realizar comparativas entre continentes y países, de cada país se proporciona el nombre oficial de la guía alimentaria y los consejos que se proporcionan, el año en el que se publicó y cuándo fue revisada por última vez (algo que ayuda a saber si la información está actualizada o necesita ser revisada), quiénes se han encargado de la elaboración de las directrices, a quiénes están dirigidos los consejos nutricionales y de salud, cómo se dividen los grupos alimentarios y qué alimentos son los que forman la base de la alimentación, y qué mensajes proporciona cada país sobre lo que es recomendable consumir como base de una alimentación saludable.
A todo esto hay que añadir que podremos tener acceso a la pirámide nutricional de cada país, pudiendo realizar comparativas para conocer las similitudes y las diferencias. En todo el conjunto existen, según la FAO, una serie de pautas y hábitos que son similares y que son recomendables para todo el mundo, comer mucha fruta y verdura, controlar el consumo de grasas, destacando la importancia de la reducción de las grasas saturadas y sustituir las grasas animales por las grasas vegetales, reducir el consumo de alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcar, reducir la ingesta de sal, limitar el consumo de carne procesada, conservas y otros productos alimenticios envasados, beber agua de forma regular para mantener una correcta hidratación, consumir de forma muy moderada alcohol, y realizar actividad física diaria, especialmente quienes tienen un estilo de vida sedentario.
Dependiendo del país, se ofrecen pautas adicionales como la importancia de comer en familia, disfrutar de la comida, evitar los alimentos ultraprocesados, mantener las dietas tradicionales de antaño, proteger el medioambiente a través de la alimentación… En este último caso merece la pena tener en cuenta un informe titulado “Platos, pirámides y planeta” elaborado conjuntamente por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la FCRN (Red de Investigación sobre el Clima y la Alimentación) de la Universidad de Oxford, muestra qué países del mundo incluyen criterios de sostenibilidad en las pautas dietéticas.
La FAO realiza un trabajo especial para apoyar a los países en vías de desarrollo, participando en la revisión e implementación de las directrices dietéticas, que sirven como base para las políticas de nutrición y los programas educativos sobre alimentación, sobre esta cuestión podréis conocer más detalles a través de la página oficial de la organización. Pero, al revisar la información podemos comprobar que, lamentablemente, no se actualiza lo rápido que debiera (podemos comprobarlo con la pirámide española), parece que la FAO no revisa la información (si existen o no errores) y que tan sólo se limita a facilitarla a través de su plataforma, y esto puede ser un problema porque puede confundir a quienes consultan el directorio de guías alimentarias del mundo y sus correspondientes pirámides nutricionales.