Dinamarca hace una apuesta en firme para que los daneses puedan comprar con seguridad aquellos alimentos que son más respetuosos con el medio ambiente. Para ello, el gobierno ha puesto en marcha una iniciativa que permitirá desarrollar una etiqueta climática para los alimentos, que será propia y estará gestionada por el propio gobierno.
Los planes se anunciaron hace unos días de mano del ministro de Alimentación, Agricultura y Pesca de Dinamarca, en una primera etapa se invertirán 1’2 millones de euros para el desarrollo del nuevo etiquetado cuyas propuestas se presentarán a finales de este año. La idea es tener una etiqueta climática unificada que sea controlada por el estado, y en la que los consumidores puedan confiar, así se evita la presencia de una gran variedad de etiquetas que lo que hacen es confundir.
Una etiqueta climática es una herramienta que puede ayudar a los consumidores para que puedan elegir alimentos más sostenibles, el gobierno comenta que el país está a la vanguardia de la escena global, mostrando el camino a seguir en la transición verde. Recordemos que anteriormente el Ministerio de Medio Ambiente y Alimentación danés puso en marcha una etiqueta alimentaria del grado de bienestar animal, con la finalidad de que a los consumidores les resultara más sencillo conocer si la carne procedía de un animal que ha sido criado acorde a los requisitos legales vigentes en el país.
Lo cierto es que cada vez hay más novedades sobre los sistemas de etiquetado ambiental en el mercado, y a mayor variedad de etiquetas, mayor es el riesgo de dudas y confusión en la decisión de compra. A esto hay que sumar que, de momento, no se puede exigir de forma obligatoria el uso de este tipo de etiquetado, la Comisión Europea considera que es de carácter voluntario, por lo que Dinamarca no puede exigir que todos los productos alimenticios lleven una etiqueta climática.
La solución a este problema podría pasar por los minoristas, que sí pueden exigir que se use el etiquetado en todos los productos, y los que no lo incluyan será porque se asocian a altas emisiones. Lo cierto es que Dinamarca lleva años trabajando para integrar la sostenibilidad ambiental en las iniciativas de gobierno, por ejemplo, el año pasado incluyó las emisiones de CO2 en las pautas dietéticas recomendadas, por lo que se recomendó consumir menos carne e incrementar el consumo de legumbres y verduras, esto es algo que muchos países todavía no han hecho.
El conjunto de iniciativas tiene como cometido reducir la huella climática en un 70% para el año 2030, pero también responden al deseo de los consumidores de marcar diferencias, ya que la mayoría de la sociedad cree que es importante combatir el cambio climático a través de la alimentación, de hecho, en los resultados de algunas encuestas se muestra que al menos 6 de cada 10 daneses quieren comer de un modo más respetuoso con el medio ambiente.
Según la Agencia Danesa de Energía, de las siete toneladas de CO2 que emiten los daneses en el consumo privado, unas dos toneladas proceden de las bebidas y la alimentación. Para la mayoría de los daneses es complicado ver qué huella climática tienen los productos alimenticios que consumen, y muy pocos pueden identificar aquellos alimentos que suponen una carga climática para el planeta. La solución pasa por la instauración de una etiqueta climática y la ayuda de los minoristas, que ya han mostrado su satisfacción con la iniciativa, pero apuntando que el etiquetado debe ofrecer una comunicación creíble. Se da la bienvenida a la iniciativa, ahora habrá que esperar a conocer cuál será la propuesta definitiva y si convence a intermediarios y consumidores.
Podéis conocer todos los detalles de la noticia a través de la página del Ministro de Alimentación, Agricultura y Pesca de Dinamarca.