El gobierno de Dinamarca ha anunciado su intención de abandonar el impuesto de la grasa saturada que se introdujo en octubre de 2011, sin duda, para el Gobierno del país ha sido un varapalo y esta decisión no hace más que ratificar que los impuestos en los alimentos poco saludables son medidas poco eficaces. Es interesante conocer con detalle el caso, al parecer la medida ha provocado la reducción de puestos de trabajo, ha favorecido que los consumidores daneses crucen la frontera alemana para adquirir alimentos libres de impuestos.
Recordemos que la tasa grava con 2 euros por kilo de grasa saturada en cualquier tipo de carne, también se grava cualquier alimento cuyo contenido en grasa saturada exceda el 2’3%, algunos ejemplos son los productos de pastelería, mantequillas y quesos o alimentos preparados como las pizzas, o los precocinados entre otros. Curiosamente, el Gobierno danés tenía planeado desde principios de este año introducir una nueva tasa del azúcar para gravar los productos dulces, siguiendo un modelo similar a la tasa de las grasas y con la misma excusa, mejorar la salud de la población.
Los responsables de la industria del sector aseguran estar encantados con el cambio de política, aunque ellos han tenido también mucho que ver, la decisión precede a la campaña llevada a cabo por los fabricantes de alimentos, organizaciones y sindicatos, dedicada a concienciar a la población sobre las consecuencias de un impuesto considerado injustificado teniendo en cuenta que se basaba en unas conclusiones poco significativas, recordemos que se llevó a cabo un estudio en el que se concluía que con la nueva tasa, al cabo de 10 años la esperanza de vida se incrementaría en 5’5 días. También se argumentaba que era necesario reducir el sobrepeso y la obesidad del país, curiosamente el índice de sobrepeso se cifra en la mitad de los valores que presenta Reino Unido, no es precisamente un país que tenga un grave problema en este aspecto.
La industria y muchos consumidores deducían que el propósito era puramente recaudatorio, a fin de poder engrosar las arcas del Estado a costa de consumidores y empresas. La campaña, la pérdida de empleo consecuencia de la reducción de ventas, las compras de alimentos a otros países, etc., han formado un cóctel difícil de digerir por el Gobierno danés. Claro, que retirar la tasa de la grasa representa menos ingresos para las arcas, por tanto se baraja la posibilidad de aumentar el bundskat (uno de los impuestos del IRPF) a un 4’64%, actualmente establecido en un 3’67%, con este anuncio aún se muestra con más claridad cuál era el verdadero objetivo del impuesto de la grasa. El Ministro de Hacienda del país asegura que está dispuesto a tratar con las partes implicadas la eliminación de la tasa, por lo que se deduce que se retirará.
Como curiosidad cabe destacar la declaración realizada por el portavoz del Foro Nacional de la Obesidad, indica que esta experiencia demuestra que sólo se debería controlar el contenido de azúcar y sal en los alimentos de la industria a fin de reducir su consumo y mejorar la salud de la población. El Ministro de Agricultura y Alimentación del país ha asegurado que el impuesto de las grasas saturadas trae más inconvenientes que beneficios, por otro lado no ha tenido un impacto visible en la salud de la población. El Ministro de Hacienda declaró en su momento que no eliminaría el impuesto hasta que no logrará cubrir el vacío que éste dejaría, de ahí que se planteara incrementar el bundskat.
El artículo de Food Manufacture nos da algunos detalles, pero recomendamos el artículo de Jv,Dk, la explicación es mucho más amplia y explícita. El caso es que los daneses lo han probado y han constatado que no es una medida viable, la decisión que toman es un mensaje para el resto de países que han implantado una tasa de características similares o que desean implantarla, como dice la expresión, si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar. Se debe ser más estricto con los fabricantes e imponer unos límites en los alimentos en lo que respecta a contenido en grasas, sal o azúcares, para que los productos que se comercialicen sean más saludables. No tardaremos en conocer más noticias al respecto, para muchos va a ser una sorpresa.
Foto | MMChicago