Una investigación realizada por un equipo de expertos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), concluye que existen diferencias notables entre la carne y leche de producción ecológica y convencional. Se trata de un estudio considerado el más amplio de su tipo, los investigadores analizaron los resultados de 196 investigaciones sobre la leche y 67 sobre la carne realizadas en todo el mundo. El análisis se centró sobre todo en conocer el contenido de ácidos grasos, determinados minerales esenciales y algunos antioxidantes presentes en los alimentos indicados.
Los datos mostraron que la carne de producción ecológica contiene un 50% más de ácidos grasos omega 3 que la carne de producción convencional, además la carne ecológica tiene una ligera menor concentración de ácido mirístico y ácido palmítico, ácidos que se asocian a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. La leche ecológica, según los resultados, contiene un 40% más de ácido linoleico conjugado (CLA) y concentraciones ligeramente más elevadas de vitamina E, carotenos y hierro. Sobre la leche de producción convencional o industrial, los expertos apuntan que contiene un 74% más de yodo y algo más de selenio.
Este estudio nos recuerda a este trabajo que conocíamos en el año 2014 y que realizaron expertos de esta misma universidad, en ella se apuntaba que existían diferencias claras y notables entre los alimentos ecológicos y los alimentos convencionales o de producción industrial. Según los resultados que obtuvieron los expertos, los alimentos ecológicos tendrían entre un 19% y un 69% más de antioxidantes que los alimentos tradicionales, por lo que tomando dos raciones de frutas o verduras ecológicas equivaldría, en cuanto a los beneficios que aportan al organismo, a tomar cinco raciones de frutas y verduras tradicionales. Casi se podría decir que esta nueva investigación es la segunda parte de la realizada en el año 2014, en la que se analizaron frutas, verduras y cereales de los dos tipos de producción.
El mayor contenido de ácidos grasos omega 3 es destacado por los expertos, apuntando que está relacionado con la reducción de las enfermedades cardiovasculares, contribuye en el refuerzo del sistema inmunológico y mejora el desarrollo neurológico. Dado que la dieta de los consumidores europeos es baja en este tipo de ácidos grasos y que según la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) es necesario duplicar el consumo, los expertos proponen incrementar el consumo de carne y leche ecológica para aumentar la ingesta de estos ácidos grasos, así como el resto de alimentos ecológicos por su mayor contenido en antioxidantes.
Según los investigadores, la leche y la carne ecológica tienen un mejor perfil lipídico que sus homónimos de producción convencional, siendo lo más destacado el contenido de ácidos grasos omega 3. Se podría elevar el consumo de este elemento sin tener que aumentar el consumo de calorías y grasas saturadas que no son beneficiosas para el organismo. Un ejemplo que nos facilitan los expertos, ½ litro de leche orgánica o la ingesta de grasas equivalentes de otros productos lácteos ecológicos como pueden ser el queso o la mantequilla, proporcionan un 16% de la cantidad recomendada de ácidos grasos omega 3, mientras que el aporte de la leche convencional y otros productos lácteos con la misma equivalencia en grasas, aporta un 11% de la ingesta diaria recomendada.
A esto hay que añadir lo indicado al principio, con la carne y la leche de producción ecológica se incrementa el aporte de ácido linoleico conjugado en un 40%, se reduce el aporte de los ácidos mirístico y palmítico, y aumenta la ingesta de carotenos y vitamina E. Son muchos beneficios que no deben ser obviados, sobre todo si se quiere comer alimentos más saludables que aporten beneficios al organismo.
Según comentan los expertos, estos mejores perfiles nutricionales son el resultado del pastoreo al aire libre y una alimentación más saludable de las vacas tal y como dicta la normativa ecológica. Uno de los investigadores responsables de este trabajo comenta que los consumidores eligen la leche ecológica por tres razones principales, los efectos beneficiosos que tiene la agricultura y ganadería ecológica en el medio ambiente, la mejora del bienestar de los animales, y los efectos beneficiosos que aportan a la salud. Sin embargo, se sabe muy poco sobre el impacto que tiene la calidad nutricional de los alimentos ecológicos en el organismo, esta es una de las principales razones por las que se ha llevado a cabo esta investigación.
Al principio citábamos que en la leche de producción convencional se encontró que el contenido de yodo era un 74% más elevado que en la leche ecológica, según los expertos, esto es importante porque en el caso del Reino Unido los alimentos tienen un reducido aporte en yodo, siendo necesario incrementar su ingesta. La leche convencional contiene más yodo gracias a los suplementos que se proporcionan a los animales (sean ecológicos o convencionales) a través de la alimentación, pero no explican el porqué de esa diferencia tan significativa. Sí comentan que es necesario optimizar la ingesta de yodo para evitar el riesgo de sufrir diferentes enfermedades.
Los investigadores consideran que han demostrado claramente que existen diferencias en la composición nutricional de los alimentos ecológicos y los alimentos convencionales, siendo una prueba más de que los alimentos ecológicos aportan más beneficios a la salud. A esto habría que añadir otros beneficios, recordemos que el año pasado, un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Washington concluía que estamos menos expuestos a los pesticidas si consumimos alimentos ecológicos, de ello hablábamos en este post. Los expertos de la Universidad de Newcastle explican que es necesario realizar nuevas investigaciones para poder encontrar las diferencias con exactitud entre ambos tipos de producción, vitaminas, minerales, metales tóxicos, residuos de plaguicidas, etc., ya que en la actualidad existen pocos datos para poder realizar comparativas.
Podéis conocer más detalles del estudio a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad de Newcastle, y a través de la revista científica British Journal of Nutrition.