Como hemos escuchado en varias ocasiones y ya hemos comentado en Gastronomía & Cía, las dietas rápidas o dietas milagro son un método de adelgazamiento irresponsable, pues además de no ofrecer los resultados deseados, son peligrosas para la salud. Cada verano aparecen nuevas dietas que prometen perder peso rápidamente y sin esfuerzo, todo un engaño, ya que con ellas se está restringiendo el aporte energético de forma severa y generalmente para nadie es fácil dejar de comer, y mucho menos dejar de comer cosas que gustan.
Pero lo peor de todo es que con estas dietas rápidas se están dejando de ingerir vitaminas y minerales necesarios para el organismo, pudiendo crear alteraciones en el metabolismo. La reducción de calorías que se realiza en una dieta rápida es atroz y hace que el organismo tenga que recurrir a una fuente de energía alternativa, obteniéndola de las proteínas corporales y reduciéndose así la masa muscular. Recordemos que el tejido muscular contiene mucha agua, y esta se pierde con las mencionadas restricciones.
Una dieta rápida muy restrictiva puede provocar distintos perjuicios en la salud, en primer lugar no están educando sobre una dieta saludable, por lo que en el momento en el que se deje de realizar la dieta, se volverá a los hábitos de alimentación anteriores, los que provocaron engordar. Continuamos por la restricción de alimentos, y en consecuencia de nutrientes, el organismo estará falto de vitaminas, minerales, proteínas… Una dieta rápida es uno de los ‘ganchos’ de los trastornos alimentarios, la pérdida de peso rápida puede satisfacer al individuo y pensar en perder un poco más de peso, cayendo así en la temida anorexia.
Sumemos a esto el conocido efecto yo-yo, y que los cambios de peso continuos no son recomendables para el corazón. Sin duda, una dieta rápida es un grave peligro para la salud.
Es fácil detectar una dieta rápida o dieta milagro, si te prometen perder más de 5 kilos en un mes, sin esfuerzo y anunciándote que es una dieta totalmente segura y sin riesgos para la salud, es una dieta irresponsable con la salud.
La AESAN clasifica tres grandes grupos de dietas rápidas:
Dietas hipocalóricas desequilibradas
: en estas se incluyen la dieta de la Clínica Mayo, Dieta “toma la mitad”, Dieta Gourmet, Dieta Cero. Estas dietas provocan un efecto rebote, caracterizado por una rápida ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Esto obedece a que el metabolismo se adapta a la disminución drástica de la ingestión de energía mediante una disminución del gasto energético. Estos regímenes suelen ser monótonos, además de presentar numerosas deficiencias en nutrientes, sobre todo si se prolongan por largos períodos de tiempo.
Dietas disociativas
: Dieta de Hay o Disociada, Régimen de Shelton, Dieta Hollywood, Dieta de Montignac, Antidieta, etc. Se basan en el fundamento de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. No limitan la ingestión de alimentos energéticos sino que pretenden impedir su aprovechamiento como fuente de energía con la disociación. Esta teoría carece de fundamento científico y los resultados obtenidos sólo obedecen a un menor consumo de energía. Además, este tipo de consumo es casi imposible porque no existen alimentos que solamente contengan proteínas o hidratos de carbono.
Dietas excluyentes
: se basan en eliminar de la dieta algún nutriente. Estas dietas pueden ser: I) ricas en hidratos de carbono y sin lípidos y proteínas, como la Dieta Dr. Prittikin y la Dieta del Dr. Haas; II) ricas en proteínas y sin hidratos de carbono: Dieta de Scardale, Dieta de los Astronautas, Dieta de Hollywood y la Dieta de la Proteína Líquida. Producen una sobrecarga renal y hepática muy importante; III) ricas en grasa: Dieta de Atkins, Dieta de Lutz. Se conocen como dietas cetogénicas. Pueden ser muy peligrosas para la salud, produciendo graves alteraciones en el metabolismo.
Ninguna dieta para adelgazar que se pueda incluir en alguno de estos grupos, es recomendada por expertos nutricionistas que velan por nuestra salud a largo plazo. Cierto es que hay profesionales de este sector que son capaces incluso de recetar fármacos para adelgazar, como en todas las profesiones los hay más o menos responsables con su potestad laboral. Pero si los kilos de más que uno tiene se debe a una alimentación desequilibrada, la mejor opción para perderlos es equilibrar la dieta, tan sencillo como eso.
Foto | Foodista