Para la Fundación Española de la Nutrición (FEN) existe un fuerte vínculo entre Dieta Mediterránea y pesticidas, ya que gracias a los productos fitosanitarios se consiguen mayores producciones de alimentos integrados en esta dieta y por tanto, la rentabilidad de los productores se traduce en mejores precios para los consumidores. Dejar de utilizar pesticidas, fungicidas, insecticidas, etc., en las cosechas provocaría pérdidas que incrementarían el precio de los alimentos contemplados en la Dieta Mediterránea.
Según la FEN, si la propuesta que se debate en el seno de la Unión Europea para reducir el uso de los productos fitosanitarios sale adelante, los consumidores españoles podríamos alejarnos más de los alimentos de la Dieta Mediterránea al caer la producción de frutas, verduras, etc. Podría dar la impresión de que la FEN esté de acuerdo con la producción industrial y la utilización de pesticidas y fungicidas, aunque quizá hubiera sido más acertado increpar a las autoridades correspondientes para que buscaran medidas alternativas que permitieran proteger los cultivos y no se agravara la situación. Claro que esta actitud es complicada y más sabiendo que los pocos centros que se dedican a este tipo de investigación terminan siendo cerrados.
Hace unos días hablábamos sobre la desaparición del Departamento de Agroecología español, algo que hemos condenado tras conocer el trabajo realizado por esta área de investigación en pro de la alimentación ecológica y el respeto medioambiental. Las justificaciones que se han ofrecido al respecto no parecen tener fundamento, en cambio, parece que se potencia la investigación con transgénicos y herbicidas selectivos como el glifosato.
Pero volviendo al tema, en los estatutos de la FEN se indica que esta institución tiene como objetivo mejorar la nutrición española a través del estudio y el conocimiento, además es responsable de impulsar la comunicación entre la ciencia y la industria. Posiblemente la FEN tenga constancia de los beneficios que ofrecen los alimentos ecológicos, aunque en una comparativa, los productos industriales y los productos ecológicos ofrecieran el mismo valor nutricional, aspectos como el sabor, el aroma y el respeto por el medio ambiente serían motivos suficientes para apostar por ellos.
Pero nos encontramos en tiempos de crisis económica y la apuesta más acertada parece que son los alimentos producidos industrialmente, por ser el modo de lograr que frutas y verduras estén contempladas en la dieta diaria. Si sumamos crisis y poca producción, estos alimentos terminarían disparando sus precios y por tanto se reduciría el consumo.
Hay que decir que efectivamente existe preocupación por las decisiones que se puedan adoptar en Bruselas, y que lo que menciona el estudio de la FEN titulado «Repercusiones del proyecto de reglamento sobre autorización y comercialización de productos fitosanitarios: un enfoque nutricional«, tiene bastante lógica. Sería preferible comer frutas y verduras con niveles de químicos aceptados y que en teoría no afectan al organismo, que prescindir de estos alimentos por ser mucho más caros.
El informe claramente se posiciona a favor de los productos fitosanitarios destacando que hay mucho que agradecer por su utilización, algo en lo que discrepamos. Como decíamos anteriormente, existen soluciones para mantener la producción y no es necesario recurrir a los productos fitosanitarios, un ejemplo sería el trabajo realizado por el Departamento de Agroecología español en el que se había logrado reducir la utilización del bromuro de metilo, un producto económico con varias aplicaciones, insecticida, herbicida, fungicida, sustituyendo este producto por otro elaborado a base de vinaza de remolacha a un precio asequible, respetuoso con el medio ambiente y con buenos resultados.