La dieta crudivegana es similar a la dieta life food de la que ya os hemos hablado en Gastronomía & Cía, ambas dietas provienen del crudivorismo, una tendencia impulsada por los especialistas naturistas en la década de los 60. En la dieta crudivegana, al igual que en la dieta life food, se disfruta de una alimentación cruda compuesta por frutas y verduras, evitando los métodos de cocción a fin de evitar que los alimentos se degraden y pierdan parte de sus propiedades saludables.
Quienes siguen este tipo de dieta aseguran que se trata del único régimen adecuado para el organismo humano, Balta Lorenzo, uno de los responsables de la introducción de la dieta crudivegana en nuestro país hace 18 años, declara que se trata de la dieta más antigua que existe y que los humanos disfrutaban antes de descubrir el fuego, quizás entonces estaríamos hablando de la denominada paleodieta, la dieta del paleolítico.
Quienes siguen esta dieta se alimentan de los alimentos que supuestamente correspondían a esa época, y el argumento para ello es que el organismo humano está diseñado para recibir los nutrientes pertenecientes a esa época y no los que actualmente consumimos, ya que nuestro organismo no se ha adaptado a nivel genético a ese cambio tan drástico de dieta.
La misma filosofía mantiene la dieta evolutiva, un tipo de alimentación basada en lo que comían los seres humanos hace 6 millones de años, exclusivamente frutas y verduras. Parece que nos encontramos ante la misma dieta pero bautizada con nombres distintos y con ciertas variaciones insignificantes.
Balta Lorenzo convive junto a 100 crudiveganos más en una finca situada en la sierra de la localidad de Ojén, en ella se sigue fielmente lo que se considera la mejor dieta para el ser humano. Sus seguidores indican que gracias a esta dieta, la incidencia de enfermedades se reduce significativamente y en el caso de caer enfermo por un resfriado, una gripe, etc., basta con reducir el consumo de alimentos o en su defecto ayunar para que las células del cuerpo se regeneren.
Curiosamente estas afirmaciones nos recuerdan el estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad del Sur de California, en el que se mostraba que una restricción calórica contribuía a fortalecer las células sanas del organismo ante los tratamientos de quimioterapia e indicaban que podía ser un tratamiento efectivo en el que el ayuno podría contribuir a erradicar una enfermedad.
En algunos puntos podríamos estar de acuerdo con los crudíveganos, en otros no, podemos citar por ejemplo el estudio en el que un grupo de genetistas de la Universidad de Chicago determinaban que gracias al dominio del fuego, éramos distintos a los chimpancés, es decir, gracias a los alimentos cocinados, nuestra evolución varió con respecto a estos primates. En el estudio se mostraba que la cocina permitió que las propiedades bioquímicas de las moléculas que consumimos cambiaran y por tanto, cambiara el modo de absorber y procesar todos los nutrientes que entraban en el organismo humano, según los genetistas, en nuestra evolución los alimentos cocinados jugaron un papel fundamental, de todo ello hablábamos en el post de la dieta paleolítica.
Otro aspecto en el que tampoco estamos de acuerdo es en la negación que se realiza al campo médico. La sede de los crudiveganos es visitada por personas que padecen diversas enfermedades, drogodependientes, enfermos de sida, enfermos de cáncer, personas que padecen distintos trastornos alimentarios, etc. Según los crudiveganos, algunas de estas personas se han curado y otras han mejorado su salud. Balta Lorenzo nos recuerda a uno de esos líderes religiosos sectarios que dicen curar cualquier enfermedad captando a muchos desesperados.
No decimos que sea el mismo caso, pero afirmar que se han curado determinadas enfermedades que por el momento son incurables para la ciencia médica es algo incomprensible e irracional. En este caso ¿la dieta crudivegana en que situación se encuentra?