Durante años, diferentes investigadores del planeta han tratado de dar respuesta a la relación que existe entre una dieta baja en calorías y la mayor esperanza de vida, existen evidencias científicas plasmadas en algunas especies animales en las que aumentan su esperanza de vida hasta en un 60% por el simple hecho de alimentarse de una manera tan escasa que llega a rozar la desnutrición. Hace un año aproximadamente obteníamos una respuesta parcial sobre este hecho, dos grupos de investigación detectaban la activación de un gen denominado SKN-1 en el gusano que estaba sometido a una dieta baja en calorías.
El gen en cuestión tiene un papel importante en la ampliación de la esperanza de vida, ya que activa y regula un mecanismo endocrino y la expresión de otros genes responsables de activar las hormonas relacionadas con la respuesta que ofrece el organismo frente a una dieta escasa. Los estudios de entonces determinaron que el gusano aumentaba su esperanza de vida entre un 20 y un 50%.
Como hemos dicho al principio, se siguen realizando investigaciones sobre este tema, hoy hemos conocido la que realizan investigadores pertenecientes al Centro Andaluz de Biología del Desarrollo de Sevilla, la Junta de Andalucía y el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), que trata de dar respuesta a la pregunta, ¿por qué una dieta equilibrada mejora la calidad de vida, la alarga y previene el cáncer?
Según los investigadores, el factor de transcripción denominado Nrf2 (proteína que participa en la regulación de la transcripción del ADN) encerrado en el interior de las células, es uno de los responsables. Al parecer, este factor actúa como una alarma ante determinados tóxicos que puedan atacar a una célula, esta alarma permite que nuestro organismo pueda defenderse. La respuesta de las células del organismo es la producción de determinados enzimas (antioxidantes y detoxificantes) que son responsables de destruir a aquellos agentes tóxicos que atacan. Es vital que la alarma Nrf2 funcione perfectamente, ya que de lo contrario la célula atacada moriría o en su defecto crecería convirtiéndose en un tumor.
Para que el Nrf2 funcione correctamente, los investigadores indican que es vital una dieta equilibrada y por supuesto, baja en calorías, esto posibilita un funcionamiento defensivo celular óptimo. Una dieta con excesivas calorías provoca que el agente que da la voz de alarma pierda su capacidad, el ejemplo que dan los científicos y que nos ayuda a comprender este mecanismo es el siguiente, «Cuando una persona tiene mucho dinero puede que se despreocupe y despilfarre. Se descontrola. Mientras que una persona con un sueldo reducido organiza el gasto y aprovecha cada euro», una verdad aplastante.
No sólo nos protegemos mejor contra la aparición del cáncer si disfrutamos de una dieta baja en calorías, también aumentamos la esperanza de vida. Un exceso de calorías provoca una “saturación” en el proceso de la asimilación de los nutrientes en nuestro organismo para convertirlos en energía afectando especialmente a las células que se ven obligadas a trabajar mucho más, podríamos decir que las sometemos a un trabajo tan intenso que el organismo termina por cansarse y de ahí que al cabo de los años empiecen a aparecer diversos problemas de salud que, junto a los efectos secundarios del exceso de calorías (obesidad, colesterol, grasa en las arterias…) forman un conjunto que inevitablemente nos pone en peligro de nuevas enfermedades y reduce nuestra esperanza de vida.
Buscar la dieta perfecta es otra vía de investigación que permitirá ampliar la esperanza de vida a la humanidad, en este caso, la nutrigenómica tendrá un papel protagonista y fundamental. Recordemos que esta ciencia combina la genética y la nutrición a nivel individual. Se diseña una dieta específica sobre las necesidades del organismo y que están grabadas en los genes.
El estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Más información | PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences)
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