Hoy se celebra el Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos 2021, celebración que inició su andadura el año pasado y que fue designada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) recuerda que es imperioso reducir la pérdida y desperdicio de alimentos, siendo necesario que gobiernos, empresas, instituciones y la población en general, realicen mayores esfuerzos para evitar este grave problema.
Se calcula que sobre un 14% de los alimentos que se producen en todo el mundo se pierden en su recorrido del campo a la mesa, por otro lado, un 17% de los alimentos producidos son desperdiciados. Al respecto, merece la pena retomar la lectura de este post en el que se explica la diferencia entre la pérdida y el desperdicio de alimentos. Este problema socava la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, ya que no es sólo que los alimentos se pierdan o desperdicien, hay que añadir los recursos que han sido necesarios para producirlos, tierra, agua, energía, horas de trabajo, etc.
Por tanto, el coste de un alimento que se pierde o desperdicia es mucho mayor de lo que pueda parecer, de ahí que se haga hincapié en poner en marcha sistemas que permitan maximizar y aprovechar el uso de los alimentos que el mundo produce, nuevas tecnologías, prácticas más eficaces de gestión alimentaria, cambios en los modelos de trabajo y sistemas productivos, modificación de las reglas de mercado y mucha concienciación sobre el valor de los alimentos.
La pérdida y desperdicio de alimentos es un problema al que todo el mundo debe prestar atención, agricultores, distribuidores, empresas, gobiernos, consumidores… entre todos se pueden llevar a cabo acciones que darán como fruto la reducción del hambre en el mundo, la mejora de la seguridad alimentaria, la reducción de residuos y la liberación de gases de efecto invernadero. Con motivo del Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, la FAO señala una serie de mensajes clave que a continuación transcribimos:
1)- ¡Nunca hay lugar para la pérdida y el desperdicio de alimentos!
2)-Reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos proporciona un medio poderoso para fortalecer la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios y mejorar la salud del planeta.
3)- Para aumentar la eficiencia de nuestros sistemas alimentarios y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, es necesario invertir en innovación, tecnologías e infraestructura.
4)- La recuperación y la redistribución hacen un buen uso de los excedentes alimentarios y contribuyen a mejorar el acceso a los alimentos de aquellas personas que padecen inseguridad alimentaria, evitando el desperdicio de alimentos y asegurando beneficios económicos, ambientales y sociales.
5)- Desviar el desperdicio alimentario hacia el compostaje es mejor que enviarlos a un vertedero, pero evitar que los alimentos se desperdicien es mucho mejor para reducir el impacto en el medio ambiente.
6)- Darse cuenta y maximizar los impactos positivos de la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, es algo que requiere una buena administración y desarrollo del capital humano, así como la colaboración y las asociaciones.
La FAO recomienda que se trabaje en la construcción de sistemas alimentarios resilientes, es decir, que se puedan adaptar de forma positiva a las condiciones adversas y, además, que estos sistemas puedan ir actualizándose a medida que se adquieren nuevos conocimientos. Los sistemas alimentarios no pueden ser resilientes si no son sostenibles, de ahí la necesidad de trabajar para la adopción de enfoques integrados y diseñados para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
La organización recuerda que sólo faltan nueve años para alcanzar la meta 12 de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), en la que se determina poder garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. Por ello advierte que existe una necesidad urgente de acelerar las acciones que permitan reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.