La deshidratación de los alimentos es una de las técnicas más antiguas de conservación de alimentos, antaño se secaban los alimentos aprovechando las condiciones ambientales, con los riesgos pertinentes de contaminación, hoy en día hay otras técnicas de deshidratación, el secado artificial bajo control, ha sido muy utilizado el horno y cada vez más las máquinas deshidratadoras.
Los grandes chefs hace años que utilizan los deshidratadores de alimentos para ofrecernos platos sorprendentes al paladar, además de conservar alimentos que después pueden volver a hidratarse y ofrecer de nuevo todas sus propiedades. En la mayoría de casas se continúa utilizando el horno para la deshidratación o secado de los alimentos, pero también nos ofrecen deshidratadores domésticos que, en caso de tener espacio, es una buena opción.
No son extremadamente profesionales, no conseguiremos con estos electrodomésticos los LyoSabores (frutas deshidratadas de Ferrán Adrià), pero nos dan muchas posibilidades, secar frutas, verduras, pasta fresca, hierbas, carne, mezclas de verduras que podremos triturar y conservar para hacer sopas instantáneas, como las que venden pero con sabores de verdad.
También se utilizan para devolver la textura crujiente de las galletas, del pan, de las tostadas, para hacer fermentar el pan e incluso para hacer esencias, deshidratando agua con los aromas que queramos dar.
Los deshidratadores funcionan todos igual, lo que varía es el material, la capacidad y el tamaño, pero su funcionamiento se basa en la generación de calor en la parte inferior que asciende y penetra por los agujeros de las bandejas que se apilan y en las que se encuentran los alimentos.
Luego es cierto que según el fabricante puede ser mejor o peor, dar un resultado óptimo deshidratando uniformemente los alimentos, pudiendo ajustar el tiempo de secado, etc. Pero como eso no se sabe a ciencia cierta hasta que se prueba, lo que podemos hacer es conocer las opiniones de quienes han utilizado los deshidratadores.
Antes de comprar uno es conveniente tener garantías de que nos va a dar el uso que deseamos, no hay que dejarse seducir por precios económicos que después pueden salir caros, pero también hay deshidratadores que denominan profesionales y tampoco son para tanto, mientras que su precio sí que es de profesional. Podemos encontrar deshidratadores de unos 70 a unos 300 euros. ¿Cuál recomiendas tú?, ¿cuáles son tus necesidades?