Una investigación arqueológica financiada por el Consejo Europeo de Investigación en la que han participado expertos del Instituto Arqueológico de Austria, el Departamento de Prehistoria Integrativa y Ciencias Arqueológicas de la Universidad de Basilea y el Instituto de Arqueología Oriental y Europea de la Academia Austríaca de Ciencias, entre otros, han descubierto unos pequeños anillos elaborados con harina de trigo y cebada con 3.000 años de antigüedad.
Los expertos comentan que estos anillos recuerdan a los cereales Cheerios de General Mills, son como unas pequeñas rosquillas de unos tres centímetros de diámetro, que fueron producidas alrededor del año 1.000 a.C. Parece ser que las primeras se encontraron en el año 1978, en un antiguo fuerte austriaco situado en la frontera con Eslovaquia, concretamente en Stillfried an der March (a 50 kilómetros de Viena), pero no ha sido hasta ahora cuando se ha podido determinar su antigüedad, gracias a un escaneo de imagen a través de un microscopio electrónico y la datación por radiocarbono, método que mediante el isótopo radioactivo carbono-14, determina la edad de los materiales que contienen carbono.
Estas pequeñas rosquillas o anillos están elaboradas con harina de cebada y algunas especies de trigo que habían sido previamente descascarillados. Los expertos comentan que probablemente se mezclaron con agua a fin de formar una pasta para dar forma a las rosquillas y dejarlas a temperatura ambiente para que se secaran antes de proceder a su carbonización. Los arqueólogos comentan que el estado de las rosquillas era sorprendentemente bueno, su proceso de fabricación era mucho más complejo que otros productos de masa que se elaboraban en la zona en esa época, lo que sugiere un significado especial de estos anillos de masa.
En la excavación se han desenterrado numerosos alimentos, semillas, trozos de pan, restos de una especie de papilla formada por tres tipos de cereal, frutas, etc., sobre el pan comentan que se aprecia una clara diferenciación entre la miga y la corteza, siendo un producto bien elaborado. Se cree que los anillos de masa no fueron creados para consumo, debido al tipo de preparación y proceso de producción (molienda y tamizado), consideran que quizá podrían tener una función ritual. También se han encontrado otros elementos fragmentados como unos anillos más grandes elaborados con arcilla similares a los elaborados con la harina, que probablemente eran pesos utilizados en un telar para tejer prendas.
A juzgar por los restos encontrados y el lugar en el que se descubrieron (una especie de pozo), donde también se hallaron siete cuerpos y cadáveres de animales domésticos que se habían colocado allí deliberadamente, podría tratarse de ofrendas para que los fallecidos pudieran llevárselas a la otra vida. Hay que decir que, en la Edad del Bronce, tanto las pesas de los telares como el pan, se colocaban a menudo en las tumbas de los fallecidos. De todos modos, no queda muy claro el significado de las rosquillas carbonizadas y qué finalidad tenían.
Los arqueólogos apuntan que si los anillos se hubieran destinado al consumo, dada la calidad de la harina, se podría decir que eran productos de buena calidad comparable a la de los panes integrales modernos. Explican que la tensión mecánica durante el amasado o el posterior proceso de secado, puede fácilmente resquebrajar la masa por su bajo contenido en agua, algo similar a lo que ocurre con diferentes tipos de galletas actuales.
Los investigadores comentan que los descubrimientos realizados son de gran interés, ya que se han podido desvelar prácticas agrícolas y de producción de alimentos, además, se demuestra que los panaderos no hacían sólo pan, también otros productos alimenticios y para rituales. Claro, que hay que recordar que el pan empezó a elaborarse hace unos 14.000 años, por lo que es lógico que se evolucionara y se hicieran otros productos horneados. Los expertos comentan que Stillfried ha resultado ser un lugar importante arqueológicamente hablando, ya que en 130 años de excavaciones se ha realizado un repaso por la historia de 30.000 años de asentamientos en la zona.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página del Instituto Arqueológico de Austria y en este artículo publicado en la revista científica PLOS One.