El nivel elevado de arsénico es uno de los problemas del arroz que se cultiva en diferentes partes del mundo, pero como sabemos, el arsénico o los compuestos orgánicos de arsénico, son esenciales para la vida en su justa medida, su exceso o deficiencia provocan distintos problemas de salud. Generalmente nuestro organismo recibe el arsénico necesario a través de la alimentación, pero hay que concretar que se trata de una forma de arsénico mucho menos tóxica que el denominado arsénico inorgánico, que en pequeñas cantidades puede provocar distintos problemas crónicos por acumulación de esta sustancia, daño cromosómico y cáncer.
El cultivo de arroz en un lugar donde el índice de arsénico inorgánico es elevado, conlleva un riesgo potencial de que la planta absorba este elemento que termina acumulándose en los granos de arroz. Según algunas investigaciones, la ingesta de arsénico inorgánico en la población a través del consumo de arroz y productos derivados podría estar superando la recomendación máxima de la EFSA, a esto hay que añadir que el aumento de las temperaturas por el cambio climático, contribuye a incrementar el contenido de arsénico en el arroz.
Pues bien, hoy conocemos una interesante investigación que ha permitido descubrir una variante de la planta del arroz resistente al arsénico inorgánico, los expertos comentan que sus características facilitan que se pueda cultivar en zonas con elevado contenido en arsénico, y que como resultado se obtengan granos con menor índice de este elemento, menor incluso que en otras variedades de arroz cultivadas en zonas con menor contaminación de arsénico. En este trabajo han participado investigadores de la Universidad de Heidelberg (Alemania) y de la Universidad Agrícola de Nanjing (China), tras analizar más de 4.000 variantes de plantas de arroz, descubrieron una en particular resistente al arsénico pero, además, con un elevado contenido en selenio.
Recordemos que el selenio es un mineral que desempeña un papel importante como micronutriente, destaca su capacidad antioxidante, su contribución en la neutralización de los radicales libres, la capacidad de estimular el sistema inmunológico y la inducción de la apoptosis o muerte celular, que facilita la destrucción de las células dañadas reduciendo el riesgo de que aparezcan enfermedades como el cáncer.
Los expertos comentan que en algunas regiones agrícolas de Asia está aumentando el contenido de arsénico en las aguas subterráneas debido al uso excesivo de fertilizantes, herbicidas, lodos procedentes de aguas residuales, etc. El hecho de que el arroz se cultive en campos sumergidos favorece que las plantas absorban a través de las raíces una mayor cantidad de arsénico que termina introduciéndose en la cadena alimentaria. Pero hay otra cuestión destacada por los investigadores, el aumento del nivel de arsénico provoca perdidas importantes de cultivos que se incrementan año tras año, ya que este elemento es venenoso para las propias plantas.
Como decíamos, de las más de 4.000 plantas analizadas, sólo una demostró tener una gran tolerancia al arsénico, se trata de la variante denominada astol1, cuya principal característica es el llamado intercambio de aminoácidos en una sola proteína que, entre otras cosas, controla la formación del aminoácido cisteína, componente importante en la síntesis de fitoquelatinas, cuyo nivel se incrementa ante la exposición de ciertos elementos como, por ejemplo, el arsénico inorgánico, siendo una respuesta al tóxico con el fin de neutralizarlo.
Según los resultados del estudio, los granos de arroz astol1 absorbieron hasta un tercio menos de arsénico en comparación con otras variantes convencionales de arroz que también fueron producidas en un estudio de campo donde el agua tenía un alto índice de arsénico. Por otro lado, se descubrió que la variante contenía un 75% más de selenio en comparación con el resto de variedades estudiadas. Se apunta que el arroz astol1 tiene un buen rendimiento, tan alto como el de variantes estándar de arroz de alto rendimiento, lo que la hace interesante para el uso agrícola.
En un futuro esta variante podría utilizarse para producir arroz en zonas contaminadas con arsénico, aprovechando terrenos de cultivo y mejorando la seguridad alimentaria, y dado su contenido en selenio, sería ideal para combatir la deficiencia de este elemento relacionada con la dieta. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Heidelberg, y en este otro publicado en la revista científica Nature Communications.
Foto 1 | Ramon Casha