Un trabajo de investigación liderado por el KAUST (Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá) de Arabia Saudita, en el que han colaborado investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos), de la Universidad de Melbourne (Australia), del Instituto de fitomejoramiento Christian-Albrechts de la Universidad de Kiel (Alemania) y de la Universidad de Brigham Young (Estados Unidos) entre otros, ha dado a conocer el mapa genético de la quinua.
Esta es la secuenciación genética de más calidad que se ha realizado hasta la fecha, se han utilizado las últimas tecnologías existentes sobre secuenciación y mapeo genético para agrupar cromosomas completos que proporcionan información sobre los rasgos genéticos, las características de la planta y los mecanismos de crecimiento, algo importante si se pretende empezar a trabajar para que la quinua exprese todo su potencial.
La quinua es un pseudocereal que se cultivaba en los Andes bolivianos, ecuatorianos y peruanos hace unos 5.000 años, fue un alimento básico de las civilizaciones andinas hasta que llegaron los españoles, a partir de ese momento la cosecha de este alimento se empezó a marginar. Durante los últimos años se ha convertido en un producto de interés mundial, algo lógico teniendo en cuenta que se trata de un alimento saludable que proporciona al organismo vitaminas, proteínas, carbohidratos, minerales, aminoácidos esenciales, grasas esenciales como el ácido linoleico…
A pesar de que la quinua es una gran fuente de nutrientes, ideal para incluir en la dieta humana y que su cultivo tiene miles de años, nunca se ha domesticado completamente o se ha producido expresando todo su potencial, algo que a partir de ahora cambiará. Los expertos comentan que ya han empezado a identificar aquellos genes que se podrían manipular para cambiar el modo en el que la planta madura y produce las semillas. Un problema existente en este pseudocereal es el sabor amargo que tienen las semillas, algo que se produce como resultado de la acumulación de saponina, una sustancia tóxica que se suele eliminar lavando las semillas con abundante agua.
Los expertos han identificado un grupo de genes responsables de la producción de saponinas, esto facilitará que en un futuro próximo haya plantas de quinua que no la produzcan, favoreciendo que las semillas tengan un sabor más dulce y evitando tener que someterlas a procesos de lavado. El potencial es enorme, se podrán realizar modificaciones que ayudarán a que sea más comercial y tenga mayor presencia en el mundo, como ocurre con cualquier secuenciación genética, se identificarán aquellos genes relacionados con la productividad, el tamaño de las semillas, la capacidad para soportar el estrés hídrico, las altas temperaturas, la resistencia a enfermedades, etc.
Nos hablan de que podrán controlar el tamaño de la planta, al producir plantas más cortas y más compactas, se reducirá el riesgo de que se tumben. Dependiendo de la variedad, pueden llegar a medir hasta 3’5 metros de altura, si se produce un viento intenso la raíz no es capaz de mantener a la planta erguida y puede tumbarse, por lo que se reduce la producción y la rentabilidad. Unas plantas más cortas y estables serán capaces de soportar una producción de semillas mayor y de más tamaño, además se podrán cultivar de forma más compacta sin dejar tanta distancia entre planta y planta.
Se sabe que la familia de plantas de quinua es muy resistente a diferentes condiciones adversas, se pueden cultivar en suelos pobres en nutrientes, son muy tolerantes a una elevada salinidad del suelo, soportan muy bien las altas temperaturas, la falta de agua y la altitud, por lo que es ideal para aprovechar muchas tierras que actualmente no son cultivables por estas características. Parece evidente que su potencial le convierte en un alimento saludable y nutritivo que puede contribuir significativamente a mejorar la seguridad alimentaria mundial.
En este artículo publicado en la página web de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, los investigadores explican que el genoma de la quinua es una herramienta que les acerca al objetivo comentado. Podéis conocer todos los detalles de este trabajo a través de este artículo publicado en la revista científica Nature.