Un grupo de investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG), del Centro Nacional de Análisis Genómico de Barcelona y del Real Jardín Botánico de Madrid-CSIC, acaba de dar a conocer los resultados del trabajo que han llevado a cabo para secuenciar el mapa genético del olivo del Mediterráneo. Gracias a esta herramienta se va a poder conocer y comprender qué genes están implicados en las diferencias entre variedades de olivos, los genes que permiten la adaptación de la variedad a la falta de agua, la mayor resistencia a las enfermedades, productividad, longevidad, etc.
El genoma del olivo va a permitir desarrollar nuevas líneas de investigación que permitan la creación de nuevas variedades que sean más productivas, que puedan hacer frente a las enfermedades, hongos u otros problemas que afectan a los olivos, etc. Conocer toda la información genética permitirá que en un futuro a medio plazo se pueda mejorar y rentabilizar la producción de aceitunas y aceite en los países de la cuenca mediterránea, el mapa genético pondrá al descubierto los caracteres genéticos que se encuentran asociados a la calidad de las aceitunas, como por ejemplo las características morfológicas y organolépticas.
Nuestro país es el máximo productor de aceite de oliva del mundo con una elaboración media de casi tres millones de toneladas de aceite que se destinan al mercado nacional y a la exportación, por lo que este trabajo resulta muy importante para la economía española por las razones antes mencionadas. Quizá gracias a este mapa genético se van a poder recuperar y aprovechar muchas variedades de olivo que antaño se cultivaban pero que en la actualidad, la estandarización de la producción ha dejado a un lado.
El mercado del aceite de oliva español está dominado por tres tipos de aceite que acaparan el 95% de los olivos cultivados, hace 40 años contábamos con 24 variedades diferentes de olivo, y si nos remontamos algo más en el tiempo, el número de variedades se incrementaría, muchas de ellas han desaparecido por no satisfacer las expectativas de la industria en cuanto a términos de productividad se refiere. Actualmente en España hay más de 300 variedades de olivos, muchas de ellas están disponibles a nivel local y se encuentran en situación de abandono, estas terminan siendo sustituidas por una de las 10 variedades que suelen abastecer al mercado.
Como ocurre con otras muchas variedades alimentarias que la industria ha dejado a un lado por no cumplir con las expectativas de producción y rentabilidad económica, estas variedades de olivos pueden ofrecer aceite de gran calidad, ser más resistentes a las enfermedades, contar con una gran capacidad de aclimatación a los diferentes tipos de suelo, etc. El mapa genético podría contribuir a modificar los genes implicados en la producción y rentabilidad para que estas variedades pudieran ser recuperadas al ser atractivas para la industria. En todo caso, esta es una idea de la que no hablan los investigadores, pero merece la pena tenerla en cuenta.
Sorprende saber que el trabajo de secuenciación que ha durado unos tres años, no se haya realizado mucho antes, sobre todo sabiendo lo importante que es el olivo para países como España, Italia, Grecia, etc. Los expertos explican que el olivo es un árbol emblemático cuya mejora vegetal es difícil y compleja, ya que es necesario esperar a que se desarrolle durante 12 años para conocer sus características morfológicas y saber si merece la pena utilizarlo para realizar cruces con otras variedades, obteniendo un árbol con mejores cualidades. Con el genoma del olivo no será necesario esperar tanto tiempo, pudiendo conocer que características tendrá la variedad.
El trabajo para descifrar el genoma del olivo del Mediterráneo se ha desarrollado en tres etapas, en la primera se han aislado todos los genes, algo que ya se dio a conocer hace un par de años, en la segunda, se debían ordenar los genes siguiendo la secuenciación, en la tercera, se debían identificar los genes, algo importante para conocer sus funciones. Según explican aquí, el mapa genético del olivo ha generado más de 1.000 GBytes de datos, los expertos han detectado nada menos que 56.000 genes, una cantidad mayor de los detectados en genomas secuenciados de otras plantas, como por ejemplo el genoma del garbanzo que contiene 28.269 genes, o el genoma del tomate, que contiene unos 35.000 genes organizados en 12 cromosomas, entre otros.
El mapa genético permitirá comprender mejor la historia evolutiva del olivo, uno de los primeros árboles domesticados en la historia de la humanidad. Para descifrar el mapa genético del olivo se ha trabajado con un olivo de la variedad Farga de 1.300 años de antigüedad, el mapa obtenido se ha comparado con otras variedades, como el acebuche, árbol silvestre que se diferencia, entre otras cosas, por su tamaño y frutos (más pequeños). También se podrá conocer el proceso de domesticación, así como los distintos cruces que permitieron la creación de casi 1.000 variedades de olivos. Podéis conocer todos los detalles de este trabajo a través de este artículo publicado en la revista científica GigaScience.
Foto 2 | Cassiopée2010