Atle Bones, un investigador y profesor noruego de Biología en la NTNU (Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología) advierte que dependemos de unos pocos alimentos, a pesar de la gran variedad alimentaria con la que contamos en el planeta, sólo algo más de 100 especies son las que mayoritariamente se cultivan, entre el arroz, el trigo, y el maíz, se alcanza más del 60% de la producción mundial. Depender de unos pocos cultivos representa un problema y más teniendo en cuenta el cambio climático y cómo pueden afectar a estas producciones, el experto indica que basta que los rendimientos de dos cultivos mayoritarios se reduzcan para provocar hambruna en sólo un año.
El reto es asegurar el suministro de alimentos en las próximas décadas, prácticamente se utilizará la misma superficie de cultivo para satisfacer a un gran crecimiento demográfico, para el año 2050 se espera que la población mundial alcance los 9.000 millones de habitantes (2.300 millones más que actualmente) y se calcula que será necesario incrementar la producción de alimentos en un 70%. Claro, que ya teníamos constancia de estos datos a través del foro que organizó la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en el año 2009 bajo el título Cómo alimentar al mundo en 2050. Son dos frentes los que se deben acometer, por un lado asegurar el suministro alimentario de la población mundial en las próximas décadas, y por otro la lucha para reducir el hambre actual, será interesante recordar la lectura del post Mil millones de hambrientos.
El aumento poblacional, los retos que plantea el cambio climático y la deprimida variedad de especies alimentarias que se cultivan, son un cóctel de problemas, por ello este investigador apuesta por las plantas modificadas genéticamente para resolver la dependencia de los alimentos. Hablamos de cultivos de variedades de plantas dado que no sólo alimentan a los seres humanos, también alimentan a los animales que abastecen de carne a la población, por lo que las especies vegetales se convierten en una prioridad en la investigación. Los cambios en el medio ambiente van a afectar seriamente a los cultivos, de hecho, sus efectos ya se hacen notar pero éstos se acentuarán a medida que aumente la temperatura del planeta en los próximos años.
El investigador está convencido de que el rendimiento de los cultivos actuales no se podrá mantener y por ello es necesario contar con todos los medios y herramientas existentes para garantizar la seguridad alimentaria, incluyendo los alimentos transgénicos. Claro, que habla de aquellos alimentos que se han modificado genéticamente para incrementar su rentabilidad, soportar sequías extremas, terrenos con altas concentraciones de salinidad, soportar enfermedades o plagas, el investigador añade la resistencia a los productos fitosanitarios o herbicidas que eliminan las malas hierbas, parece que hace un guiño a los alimentos actuales que producen las empresas biotecnológicas, como por ejemplo la soja transgénica o el maíz Mon 810.
Contrariamente a estas conclusiones, sabemos que la ONU aconseja la ecoagricultura, concretamente el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, Sr. Olivier De Schutter. En un informe presentado este año, el relator realizó un meticuloso examen sobre las diferentes publicaciones científicas relacionadas con el cultivo de alimentos y su conclusión es que para garantizar el abastecimiento mundial alimentario para las próximas décadas, la agroecología es la opción más acertada. El relator explicaba que este modelo agrícola es el más adecuado para implantar en los países en vías de desarrollo. Lógicamente no estarán de acuerdo con estas conclusiones algunos investigadores y empresas biotecnológicas, dado que es una traba en sus proyectos y planes, ya sabemos que la alimentación humana resulta un negocio muy rentable para unos pocos y se obvian las consecuencias del cultivo de transgénicos en los países en vías de desarrollo.
Se podría decir que Atle Bones está proponiendo una nueva revolución verde transgénica y dado el éxito y los resultados de la primera revolución verde de la década de los 60, hay que tener cierta prudencia. Actualmente dependemos de pocos alimentos, el experto prevé un futuro de plantas con muchas capacidades que soportarán las radiaciones ultravioletas, la sequía extrema, las inundaciones, el frío, etc. El profesor puntualiza que hay variedades alimentarias que se podrían cultivar para abastecer a la población si se eliminaran diferentes elementos indeseados en ellas. Nos habla del cultivo de la colza y de sus limitaciones, con nuevas técnicas se podrían superar y aplicar los resultados a otras variedades alimentarias.
Como sabemos, existen una serie de directrices basadas en el principio de precaución, en teoría, hasta que no se descarta que determinados cultivos transgénicos no suponen un riesgo para la salud humana o el medio ambiente, no se aprueban (algo que dudamos dados los intereses económicos existentes) ¿Realmente podemos estar seguros de que los alimentos transgénicos no pueden alterar el medio ambiente o el ADN humano?, el experto indica que es peor la escasez de alimentos provocada por el rechazo a esta tecnología y que en su defecto hay que investigar para introducir en las plantas las características deseadas que hemos citado anteriormente.
Atle Bones está de acuerdo en sopesar riesgos y analizar uno por uno cada cultivo modificado genéticamente, ya que según su opinión no existe una única verdad, sino muchas. También puntualiza que es complicado demostrar efectos específicos ya que la dieta se compone de diferentes alimentos originando un efecto combinado. Cada vez son más los investigadores que apuestan por los alimentos modificados genéticamente bajo la premisa de poder alimentar al mundo en las próximas décadas, pero también indican que no es una apuesta total, sino complementaria, siendo estos alimentos parte de la solución del abastecimiento alimentario a nivel mundial. El investigador concluye que no tenemos mucho tiempo y que es necesario incrementar la investigación en este área. Nos interesa conocer tu opinión sobre las conclusiones de Atle Bones.
Puedes conocer más detalles a través de la página de Science Daily.
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