La Denominación de Origen Vinos de Tenerife podría hacerse efectiva en un plazo de tres meses, se culminaría así un trabajo que comenzó a fraguarse hace ya varios meses. En noviembre del año pasado el director del Instituto de Calidad Agroalimentaria solicitaba a los rectores de las cinco denominaciones de origen de la isla (en un pleno) votar sobre la propuesta de unificación y crear así la nueva Denominación de Origen Vinos de Tenerife.
Se trataba del primer paso en la creación de una única denominación pero respetando las referencias comarcales, que es en lo que se convertirán las actuales denominaciones, Abona, Valle de la Orotava, Tacoronte – Acentejo, Ycodén – Daute – Isora y Valle de Güímar, pasarían a ser regiones reflejadas en las etiquetas de los vinos. Cualquier viticultor podría elaborar vino con las uvas de cualquier zona vitivinícola de Tenerife en una bodega, independientemente de la comarca que proceda y comercializar el vino bajo esta nueva denominación.
Sin duda, se trata de una interesante iniciativa que potenciaría el conjunto de los vinos que se producen en Tenerife, hoy conocemos que la Denominación de Origen Vinos de Tenerife es inminente, así lo ha comunicado el director del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria.
Se dice que la unión hace la fuerza y esta es la finalidad, podríamos hacer una comparativa de este caso con el de los vinos italianos, a pesar de ser un gran número de denominaciones las que están presentes en el país, todas potencian como marca Made in Italy, quizá algo parecido se podría haber hecho efectivo en Tenerife.
La fusión que se realiza no restará protagonismo a las actuales denominaciones de origen, ya que se unen en un único Consejo Regulador. Hay que decir que quizás el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria se ha precipitado un poco al anunciar la nueva denominación, puesto que el proyecto todavía debe someterse a votación en los respectivos plenos de cada Denominación de Origen. Si todo sale según lo previsto, septiembre será el mes de la constitución del Consejo Regulador Único, la última palabra la tienen los bodegueros tinerfeños.
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