Los expertos en el arte de la cata del agua, además de conocer algunos aspectos básicos sobre ella, su ciclo o composición, también tienen en cuenta las denominaciones de las aguas. Un agua puede denominarse Artesiana, es decir, es una agua subterránea que brota de forma natural sin que sea necesario ningún medio mecánico para extraerla, un ejemplo sería una fuente permanente. Hay quien promociona este tipo de aguas como si ofrecieran mayor calidad, siendo muy diferentes al resto de aguas, craso error, ya que sus características son muy similares a las aguas que provienen de un manantial.
Tenemos también el agua procedente de glaciares, se trata de un agua envejecida que, dependiendo del glaciar, puede contar con más de 15.000 años de antigüedad. Este tipo de agua se suele recolectar en lugares bastante inaccesibles y con un acceso restringido. Se trata de un agua con poca mineralización y se asemeja en gusto al agua que proviene de la lluvia. Otro aspecto que se debe destacar es que no existe garantía de que sea agua totalmente libre de contaminación.
El agua que proviene de los icebergs se considera de gran pureza, su origen se encuentra en Terranova y el Atlántico norte. Algunos expertos no están de acuerdo con la consideración de pureza que se le atribuye, ya que las últimas capas de hielo formadas en los icebergs pueden haber arrastrado, o mejor dicho, absorbido la polución atmosférica que durante las últimas décadas ha estado muy presente.
Agua de lluvia, cada vez aumenta más la tendencia de embotellar agua de lluvia en lugares remotos, donde se supone que la contaminación ambiental no está presente o al menos existe un mínimo impacto. Los países donde más se utiliza esta opción son Australia o Estados Unidos, se trata de un agua poco mineralizada que además presenta ausencia de nitratos como resultado del filtrado.
Las aguas provenientes de ríos, lagos o presas, son aquellas que se utilizan para abastecer a las ciudades, este tipo de aguas pasa por diferentes procesos mecánicos y tecnológicos, suelen ser microfiltradas y ozonizadas y además, dependiendo del país, también se embotellan y comercializan.
Un agua que llama la atención es la que se recoge en el fondo de los mares, por ejemplo cerca de Hawai. ¿Es posible recoger agua dulce en el fondo del mar?, sí, las leyes físicas contribuyen a ello. Este tipo de aguas provienen de los icebergs llegados de Groenlandia que tras derretirse, presentan una salinidad y temperatura distintas a las aguas de los mares en los que se encuentran, esto provoca que los icebergs se hundan sin fundirse. La denominación que se le da a esta agua es Mar profundo y se suele comercializar en Japón.
Cada una de estas aguas presenta características distintas en cuanto a contenido mineral, se trata de su identidad, de hecho, las características geológicas donde se recogen son su indiscutible firma hidrológica. Magnesio, sodio, bicarbonato, sílice, potasio, calcio, cada uno de estos minerales ofrece determinados beneficios para el organismo, por ejemplo, el magnesio es un mineral necesario para el buen funcionamiento del sistema muscular y nervoso, el sodio sería esencial para controlar la presión y el volumen de los líquidos que circulan por el interior de nuestro organismo, etc. Un agua que contemple los minerales mencionados en correcto equilibrio, será siempre muy valorada.
Existen cuatro grandes tipos de aguas, lisas, leves, clásicas y fuertes o vigorosas, cada tipo se encuentra sujeto a la carbonatación que presente y que varía desde los 0 mg/l en el caso de las lisas, hasta los 5 mg/l en el caso de las vigorosas. Por ello, es interesante saber leer una etiqueta de un agua envasada, nos proporciona mucha información de gran utilidad para diferenciar y apreciar las cualidades de cada una de las aguas.
Ahora hacemos un alto y nos adentramos en otra realidad muy distinta al margen de la catalogación de las aguas, de las connotaciones y de la importancia que algunos personajes que no conocen el tema en profundidad, otorgan al agua embotellada.
El agua embotellada es algo que nosotros particularmente no podemos apreciar sabiendo que genera una gran contaminación, de hecho, numerosas organizaciones y grupos ecologistas denuncian esta situación. No hace mucho, conocíamos una noticia en la publicación digital El Mundo que mostraba la gran cantidad de agua que se desperdicia para fabricar una sola botella que contendrá el preciado líquido, según el ministro británico de medioambiente, Phil Woolas, para fabricar una simple botella de plástico de un litro, son necesarios siete litros de agua. Sin embargo, las cuentas del profesor de Biología José Luis Garrido son distintas, para fabricar un plato grande se necesitan 6 litros de agua, para un embalaje de un bocadillo 8 litros, para un vaso de 150 ml. 10 litros, para una botella de 330 cl. 40 litros de agua y así sucesivamente. Sería interesante tener en cuenta la opción de preciclar para reducir el gasto tan desmesurado de agua.
La producción de agua mineral embotellada continúa aumentando, llegando a ofrecer cifras escandalosas, hasta un 80% ha aumentado su consumo en los últimos diez años sólo en España. Estos datos podemos conocerlos en la publicación digital El Faro de Vigo. Hemos comenzado hablando sobre la denominación de las aguas y terminamos poniendo al descubierto que esa moda de las aguas exclusivas no hace más que agravar la actual situación, hay que tener en cuenta que el agua es un bien necesario para la vida.
Si damos un vistazo a un informe elaborado por la UNESCO podernos apreciar cuál es la situación del agua dulce en nuestro planeta y algunos de los problemas en torno a ella. La política del agua debe cambiar mucho antes de que nosotros comencemos a apreciar el agua embotellada gourmet, hay que ser solidarios con nuestro medio ambiente y con el resto de personas que padecen sed en el planeta.