Hace ya varios años que no nos acercamos por el mercado de La Boqueria, por un lado por la distancia que nos separa desde que dejamos Barcelona, y por otro porque ha pasado de mercado tradicional a atracción turística. Esta razón ha llevado a muchos otros barceloneses y residentes en poblaciones cercanas a la ciudad condal que un día a la semana se acercaban a este emblemático mercado por encontrar más variedad de productos, a dejar de visitarlo.
Los mercados tradicionales están en auge, pero no para mimar a los clientes habituales, sino para atraer al turismo, La Boqueria es el ejemplo más claro porque está donde está y la estrategia de captación de turismo ha funcionado. Ésta la están adoptando muchos otros mercados de distintos barrios de Barcelona y seguramente también sucede en Madrid, así como en otras ciudades de afluencia turística, su objetivo es potenciar las ventas, y el precio que deben pagar es la pérdida de los clientes locales, los clientes fijos.
Los tenderos de La Boqueria no están especialmente contentos del rumbo que han tenido que tomar al pasar de mercado tradicional a atracción turística, pero pensamos que eso lo dicen ahora, cuando hasta el turismo se ha visto reducido y el que viene ya no deja tanto dinero como tiempo atrás. Recordamos como al principio de este cambio sólo eran las paradas que se encontraban en la entrada las que ofrecían alimentos para comer in situ, pero como podemos leer aquí, ahora sucede en todos los pasillos del mercado y en todo tipo de productos.
De hecho, parece ser (y muchos de vosotros lo podréis confirmar), hay paradas del mercado de La Boqueria que su principal actividad es comercializar fruta cortada y lista para comer, así como zumos para tomar y/o productos envasados y pensados para que el turista se lo pueda llevar a su país. ¿Es que las paradas del mercado se han convertido en bares o servicios de comida rápida? Las charcuterías ofrecen cucuruchos con embutidos y quesos, las pescaderías hacen lo propio con sus productos, calamares, boquerones, mejillones… listos para comer.
Si los mercados se remodelan y se visten de cara a conquistar al turista, están perdiendo el encanto que en principio les había atraído, ¿se romperá entonces la gallina de los huevos de oro? Leyendo los comentarios de la noticia antes indicada, destacan además la calidad del producto que los más avispados comerciantes venden, pensando que el cliente es pasajero, no va a volver. Todos conocemos el atractivo visual de las paradas de La Boqueria, el producto está colocado casi milimétricamente y no se puede tocar, es el tendero el que sirve. Obviamente las manzanas, las fresas, los espárragos (o el alimento que sea) que están a la vista son los más llamativos, pero a la hora de introducirlos en la bolsa, se encaloma lo que haya.
Es cierto que los mercados han pasado tiempos difíciles por el aumento de grandes superficies comerciales, y puede ser que cierta desesperación les haya tenido que llevar a tomar caminos que a la larga, también resultarán infructuosos. Tenemos claro que la gastronomía es uno de los mayores atractivos para el turismo, pero pasar de ser un mercado tradicional a una atracción turística ya se está comprobando que es contraproducente para los profesionales, y también para los clientes, en quienes provoca añoranza y tristeza.
Foto | Jordan Sim