Los dátiles son el fruto de la palmera datilera (Phoenix dactylifera), una baya alargada, amarillo dorada y parduzca en la madurez que muchos de nosotros relacionamos con la Navidad, cuando los degustamos rellenos como aperitivo, los incluimos en guisos de carne para proporcionar un contraste dulce, nutritivo y delicioso, o simplemente los tomamos como postre.
Pero los dátiles son uno de los alimentos más valorados en otros países, por sus excelentes valores nutritivos reciben también el nombre de “pan del desierto”. Aunque se desconoce su verdadero origen, se cree que éste se encuentra en algún lugar del desierto y han sido un alimento básico de Medio Oriente durante miles de años.
Esta fruta que podemos encontrar todo el año en los mercados, se ofrece seca, semiseca o blanda. La temporada del dátil para su consumo fresco se encuentra entre los meses de octubre a enero, pero al contener tanto azúcar, su conservación, tanto secado como congelado se extiende a lo largo de los meses.
Encontramos distintas variedades y tamaños de dátiles, más dulces o menos dulces, también depende de cuándo se recolecten y del tratamiento que se les dé, pero aún así, los dátiles son un fruto cuyo principal componente son los glúcidos.
Entre sus virtudes nutricionales también encontramos vitaminas del grupo B como ácido fólico, vitamina B1, B2 y B3, vitamina A y una pequeña cantidad de vitamina C, así como minerales entre los que destacan el potasio, el fósforo, el magnesio, el hierro y el calcio. Contienen 0,5 gramos de grasas por cada 100 gramos de fruta, pero éstas son cardiosaludables, omega-3, omega-6 y ácido oleico. También contienen sustancias mucilaginosas, fibra soluble que ayuda a mantener un buen tránsito intestinal y a regular el colesterol, y fitonutrientes con efectos antioxidantes.
Los dátiles son una fruta muy energética y muy calórica, entre el 50 y el 75% de su composición son carbohidratos, en estado seco proporcionan unas 275 calorías por cada 100 gramos. Por eso son un alimento reconstituyente, ideal para los deportistas o para quienes realizan grandes esfuerzos físicos. También se recomienda consumir dátiles a los estudiantes o personas que necesitan concentración, pues se consideran un aliado para los esfuerzos intelectuales proporcionando agilidad mental.
El valor nutritivo de los dátiles varía según su estado, aumenta con la desecación y además de todo lo mencionado, sus beneficios se extienden a algunos problemas de salud, como la inapetencia, las afecciones estomacales e incluso, cocidos con leche, suavizan las vías respiratorias. Destacar que su contenido en magnesio, triptófano y vitamina B5 se convierten en un aliado para conciliar el sueño.
También tienen contraindicaciones, por los azúcares que poseen los dátiles no deben consumirse en caso de diabetes, obesidad o trastornos gástricos como la acidez, también en personas sensibles a padecer migraña, ya que contienen una sustancia vasodilatadora (la tiramina), lo que contábamos que sucedía con los quesos que producen dolor de cabeza.
Siempre que nos sea posible será mejor adquirir los dátiles naturales, sin adición de azúcares, que tengan un color uniforme y un aspecto llamativo. Debemos conservarlos procurando que no se deshidraten más, basta con protegerlos del aire y del sol guardados en un bote hermético en un lugar fresco y seco, así pueden durar meses.
Estamos en plena época de dátiles, así que nada mejor que empezar con un recetario en el que podemos incluir todo tipo de platos, dulces y salados.
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