Si entre vuestras recetas de Navidad está la elaboración del cordero lechal al horno o algún asado similar, es muy posible que haya cortes de carne que se queden en la bandeja si se hace entero, o sencillamente hacemos más cantidad, como bien nos enseñaron nuestras madres y abuelas, para que nadie se quede sin repetir. Pues siendo este el caso, podemos hacer un nuevo plato con ello, como esta receta de Dátiles rellenos.
Además de dar una vuelta a los tradicionales dátiles con bacon, estaremos ofreciendo a nuestros comensales un aperitivo exquisito, es como servir el asado en un pequeño bocado aportando texturas crujientes y cremosas, un punto de sabor lácteo, otro dulce… pero siempre predominando el del asado, un lujo para el paladar son estos Dátiles rellenos de cordero lechal, no dudamos que después de probarlos, se haga el asado expresamente para poder hacer este aperitivo…
Ingredientes
- Cordero lechal asado
- dátiles naturales
- tostadas finas y crujientes
- queso de untar (tipo Philadelphia)
- parmesano rallado
- unas hojas de perejil rizado para decorar.
Elaboración
Mezcla en un cuenco el queso de untar y el parmesano rallado en una proporción de 50/50, es decir, la misma cantidad de ambos quesos. Bate hasta obtener una crema de queso homogénea.
Practica un corte longitudinal en los dátiles, que permitirá retirar el hueso y sustituirlo por el relleno de carne. Corta la carne del cordero lechal asado en trocitos pequeños, pero de forma que al comerlo se pueda masticar, no la piques muy pequeña, ni la tritures, se perdería parte de su encanto en cada bocado.
Caliéntala ligeramente para que el jugo y la grasa de su elaboración impregnen todos los trocitos. Mientras tanto, pon sobre cada tostada media cucharadita de queso, esto nos ayudará a que el dátil se fije sobre la tostada.
Rellena los dátiles con los trozos de carne asada y después pósalos sobre el queso y la tostada presionando ligeramente. Dispón los dátiles con el cordero lechal en una bandeja o en los platos de servicio y termina decorando con una hoja de perejil.
Este aperitivo se puede servir frío, aunque resultará más gustoso si le das un golpe de calor, lo justo para que el cordero esté caliente y la tostada se conserve crujiente. ¡Buen provecho!