No hace mucho que se celebró el foro Cómo alimentar al mundo en 2050, foro organizado en el mes de octubre por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y que serviría como preámbulo de la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria que hoy ha comenzado.
Sin duda, el título nos permite tener una idea de la magnitud del evento, al menos en teoría, Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria…. ¿cumbre Mundial?, cómo se puede designar así cuando la cumbre ha arrancado sin que estuvieran presentes los líderes de las principales economías del mundo (G8), aquellas que realmente podrían hacer o plantear soluciones de futuro. Recordemos que en 2008 se desarrolló otra cumbre también organizada por la FAO bajo el lema Seguridad Alimentaria Mundial, los Retos del Cambio Climático y el resultado fue desastroso, de hecho, fue un completo fracaso, tal y como ocurrirá con esta nueva cumbre.
El primer día de la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria ya vaticina un nuevo fracaso de la FAO, año tras año las reuniones y cumbres se suceden y de poco sirven, en cambio, sirven para incrementar los enormes gastos de la FAO y reducir fondos que deberían destinarse a las partidas y ayudas humanitarias.
Por supuesto Jacques Diouf, responsable de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, ha destacado este hecho, pero seguramente poco les importará a los no asistentes. Se destaca que ha estado presente el secretario general de la ONU (Organización para las Naciones Unidas), los presidentes de Brasil y Chile, el Papa Benedicto XVI y la ministra española de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, presencias que de poco sirven.
La Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria de Roma no ha empezado con buen pie, pero además los presentes a la cumbre han mostrado su disconformidad con el borrador de la declaración aprobada, una declaración prometiendo un renovado compromiso para erradicar el hambre de la faz de la tierra, de forma sostenible y a la mayor brevedad posible pero sin concretar fechas o cifras, se podría considerar papel mojado.
En ese borrador, los países presentes han acordado “trabajar para invertir la tendencia a la baja de los fondos nacionales e internacionales para la agricultura y promover nuevas inversiones en el sector, mejorar la gobernanza de las cuestiones alimentarias a nivel mundial en asociación con las partes interesadas relevantes del sector público y privado, y a enfrentarse de forma proactiva a los desafíos del cambio climático y a la seguridad alimentaria”. Por supuesto, no se ha hablado de plazos o cantidades económicas para lograr estos objetivos, y si a esto añadimos que quienes pueden contribuir significativamente en estos objetivos, no están presentes… apaga y vámonos.
Da la impresión de que haya desaparecido la humanidad, la solidaridad o la compasión, pero no adelantaremos acontecimientos, tendremos tiempo de ser todavía más críticos, esperaremos a que termine la cumbre. Un pensamiento y un deseo positivo de quienes tenemos algo que echarnos a la boca para aquellos que deben comer galletas de barro.