Los clásicos bols o cuencos utilizados en cocina y pastelería son los que se denominan cul de poule o cul-de-poule, lo que se traduciría como ‘culo de gallina’, suponemos que este nombre se lo aplicaron por la forma del recipiente.
Como sabéis, y podéis confirmar en la fotografía, el cul de poule tiene una forma semiesférica (el fondo no es plano) se fabricaban antaño en cobre no estañado, pero actualmente los bols para la cocina y la pastelería profesional más apreciados son los de acero inoxidable, pues este material es muy duradero, buen transmisor de las temperaturas, y no absorbe aromas ni sabores.
También hay cuencos de otros materiales, cuando se busca que sea un utensilio de cocina que no pese, se escoge el de plástico, en el otro extremo en esta característica se pueden mencionar los de cristal. Personalmente, los que nos parecen más prácticos incluso para uso doméstico, también son los cul de poule de acero inoxidable.
Sobra decir para qué se utiliza este utensilio, es muy versátil, pero quizá, los que se definen en cocina profesional con este término francés, son los que, con las características mencionadas (añadir que con paredes altas o bastante profundidad del bol), se utilizan para preparar cremas pasteleras, montar o batir claras…
Dado que el fondo del bol es redondo, para que se mantenga cuando se está trabajando con él se puede optar por un soporte de silicona que lo mantiene estable sobre la mesa de trabajo, o por nuevos diseños de cul de poule, que conservando su forma clásica, tienen una segunda base de silicona, podéis verlo en la fotografía.
Hay muchos otros diseños más, algunos más abiertos, con un asa para sujetar mientras se bate, con un borde en forma de pico para verter la preparación… cada cocinero puede encontrar el que le resulte más cómodo para trabajar.
Foto | Milleur du chef