Continuamente se producen situaciones que nos pueden hacer pensar que la UE representa intereses de terceros países y no los intereses de los consumidores y países comunitarios. La razón es que no se aplican los mismos criterios de control y exigencia que pesan sobre los alimentos europeos a los alimentos importados de otros países no comunitarios. Un ejemplo que se puede citar es Turquía, en lo que va de año se han publicado en la RASFF (Red de Alerta Europea), nueve alertas sanitarias en las frutas y verduras procedentes de ese país. Pero además, hay que apuntar que en los últimos siete meses se han publicado hasta 100 alertas alimentarias, pero parece que la UE es bastante tolerante con el país.
Hay que tener cuidado con las frutas y verduras de Turquía, en algunos casos concretos, como por ejemplo los pimientos procedentes de ese país, se ha contabilizado un nivel de hasta 131 veces más de insecticidas y acaricidas del que permite la UE. Si esta infracción la hubiera cometido un país comunitario, por ejemplo España, seguro que habrían vetado el cargamento y quizá se hubiera impuesto una multa. Parece que desde la Unión Europea lo único que se emite son toques de atención, esta es la razón por la que COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) ha decidido trasladar su preocupación al Ministerio de Agricultura de nuestro país y le ha solicitado que traslade a la Comisión Europea la necesidad de frenar las importaciones turcas de frutas y verduras a la UE.
En otras ocasiones ya hemos hablado de este tema, no se trata sólo de Turquía, la realidad es que los alimentos procedentes de terceros países son los que provocan más alertas alimentarias, y son también los que parecen eludir con más facilidad la legislación europea en materia de calidad y seguridad. Aunque COAG habla de Turquía, sería cuestión de generalizar y trasladar a la UE que no se permitiera la entrada de ningún alimento que incumpliera la normativa comunitaria. Hace algunos años, la entonces Comisaria Europea de Agricultura Marianne Fischer, ante las quejas de los agricultores españoles por la exagerada importación de frutas y verduras de terceros países, explicaba que los tiempos del proteccionismo pertenecían al pasado de los productores europeos.
El proteccionismo en la política económica es una forma de proteger los alimentos que produce un país imponiendo limitaciones en la entrada de productos similares procedentes de otros países, y para ello se imponen aranceles e impuestos a la importación, a fin de que los productos resulten tan caros que no merezca la pena importarlos. De acuerdo, los tiempos del proteccionismo habrán pasado a la historia, pero no la seguridad alimentaria ni la calidad, o ¿acaso también han pasado a la historia estas cuestiones en el seno de la UE?
Es una total injusticia, los productores españoles se tienen que enfrentar a una crisis de precios provocada por las plataformas de distribución y las comercializadoras, a la competencia desleal de terceros países y a todo tipo de trabas que lo que hacen es que tengan ganas de abandonar la actividad. Ahora para colmo también hay que soportar que los alimentos de terceros países que se introducen en Europa incumplan la normativa comunitaria en materia de calidad y seguridad.
Desde COAG se aclara que los pimientos turcos no están llegando a los supermercados españoles, aunque es difícil tener la absoluta certeza y más conociendo otros casos que nos han puesto sobre aviso, un ejemplo eran los limones turcos que llegaban a nuestro país y que se comercializaban como producto nacional. Pero hay muchos más ejemplos que se podrían citar sobre los fraudes relacionados con el origen de determinados alimentos, aunque este no es el tema del que ahora toca hablar.
COAG explica que estos pimientos están introduciéndose en los mercados de otros países comunitarios y por ello, se pide a la distribución europea que deje de abastecerse de alimentos de terceros países que incumplan los requisitos de calidad y seguridad alimentaria. En vez de comprar las frutas y verduras a países como España que cumplen escrupulosamente estas normativas, es preferible adquirir los productos a terceros países por ser más baratos y poder obtener un mayor margen de beneficios, calidad y seguridad alimentaria se relegan a un segundo plano.
COAG recuerda al Ministerio de Agricultura de España que cuando ha habido una alerta sanitaria relacionada con los alimentos españoles, siendo el riesgo mínimo y nada que ver con el que ofrecen los pimientos turcos, se ha puesto el grito en el cielo y los mercados han castigado duramente al sector agrícola español. Como decíamos, parece que la UE vela por los intereses de los países no comunitarios, quizá la Unión Europea debería ser un poco proteccionista y tener cura de sus miembros.
Es escandaloso lo que está ocurriendo y la lógica nos dice que se debería vetar la importación de alimentos turcos hasta que no se aclare la situación, como bien indica COAG las normativas son para todos los países, no sólo para los países comunitarios. Podéis conocer más detalles de la denuncia, a través de la página oficial de COAG.
Foto | S. Mackaay