Hay una cita muy popular que dice que ‘la salud entra por la boca, y las enfermedades también’, y es aplicable tanto desde la perspectiva de la higiene bucodental, como de la perspectiva de la alimentación y la nutrición. La salud bucal es mucho más importante de lo que se cree, realmente puede afectar muy seriamente a la salud general, pero que nuestro sistema sanitario no lo contemple así, y quizá hace que no se tome tan en serio. Y hasta no hace mucho tiempo tampoco se tomaba muy en serio (hablamos a nivel de mandatarios) cómo afecta a la salud una mala alimentación, de ahí que hayamos llegado hasta donde estamos, a una pandemia no infecciosa como es la obesidad (así lo reconoce la OMS).
Pero la salud y la enfermedad entran por la boca también por otras cuestiones que están relacionadas con la alimentación, pero no por lo que comemos, sino por el estado de lo que comemos. Y en este caso sí debemos reconocer que en España y en la Unión Europea se hace un buen trabajo en lo que a seguridad alimentaria se refiere. Pero sigue faltando educación y concienciación al respecto, porque se el estado de los alimentos que nos llevamos a la boca también es responsabilidad de cada uno de nosotros.
Aunque ya son muchos años insistiendo en que es necesaria la asignatura de alimentación y nutrición en la escuela, esta formación indispensable sigue brillando por su ausencia, así que los conocimientos sobre ello dependen del interés de cada uno. Las campañas informativas no son suficiente, porque no suelen llegar a un número elevado de población, por eso seguimos poniendo nuestro granito de arena y ampliando nuestra sección sobre higiene y seguridad alimentaria en esta ventana que, afortunadamente, llega a muchas personas, y esperamos que lo compartáis.
Hoy hablamos de ‘Cuatro normas para garantizar la seguridad de los alimentos’, una información ofrecida por la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (una de las más entregadas de nuestra geografía) que os vamos a transcribir a continuación y que también podéis descargar en formato de tríptico a través de este enlace (Pdf). Nos gustaría saber si alguno de vosotros conocía esta información básica, pues hace años que está publicada en la web de ACSA y se ha utilizado en distintas guías y campañas relacionadas con la seguridad alimentaria. Esto sería una muestra de cuánto sirven al grueso de la población las informaciones facilitadas en webs institucionales y las campañas que se realizan para darlas a conocer.
Y vamos con lo importante, las cuatro normas para preparar alimentos seguros que son limpiar, separar, cocer y enfriar. Si se tienen siempre en cuenta y se llevan a la práctica, se garantizará la seguridad de los alimentos que comemos, evitando posibles toxiinfecciones alimentarias, enfermedades que se manifiestan especialmente con síntomas digestivos como los vómitos o la diarrea. Así que insistimos, leed atentamente y compartid esta información con vuestra familia y amigos, y que ellos hagan lo propio. No demos por hecho que sabemos hacer las cosas, y no confiemos en que por una vez que no se cumpla alguna norma, no va a pasar nada, puede pasar. Es tan fácil evitarlo…
LIMPIAR
Lávese las manos antes de empezar a preparar alimentos, después de manipular alimentos crudos y siempre que, durante la preparación de las comidas, manipule basura,
pañales, dinero, etc.
Lávese las manos después de ir al WC, estornudar, toser, sonarse, y después de tocar animales domésticos.
Limpie las superficies y los utensilios de cocina antes de utilizarlos y, especialmente, después de manipular alimentos crudos, como carne, pescado, huevos, pollo, etc.
Proteja los alimentos y la cocina de insectos y animales domésticos.
Lave las frutas y hortalizas, especialmente si se comen crudas.¿Por qué?
En el suelo, en los animales y en las personas existen algunos microorganismos peligrosos, que pueden dar lugar a enfermedades de transmisión alimentaria.
A través de las manos, trapos y otros utensilios de cocina podemos dispersar estos microorganismos y contaminar los alimentos.SEPARAR
Separe siempre los alimentos crudos de los cocinados. Sepárelos también de los que se consumirán en crudo y ya están limpios.
Utilice utensilios de cocina diferentes (tenedores, cuchillos, platos, etc.) para manipular estos alimentos.
En la nevera, conserve los alimentos crudos y los cocinados en espacios diferenciados y en recipientes tapados para evitar la contaminación entre ellos.¿Por qué?
Los alimentos crudos pueden contener microorganismos susceptibles de contaminar los alimentos cocinados o los de consumo crudo que ya estén limpios.
COCER
Cueza suficientemente los alimentos especialmente, la carne, el pollo, los huevos y el pescado.
Cueza los alimentos que contengan huevo a una temperatura superior a los 75°C en el centro del producto. Cuaje bien las tortillas.
Los asados de carne y pollo tienen que llegar a los 75°C en el centro de la pieza. Asegúrese de que los jugos sean claros y no rosados.
Recaliente bien la comida. Un alimento está suficientemente caliente cuando hay que dejarlo enfriar para poder consumirlo.¿Por qué?
La cocción elimina los microorganismos peligrosos de los alimentos. Si no se alcanza la temperatura adecuada, los microorganismos sobreviven.
El recalentamiento a la temperatura suficiente mata los microorganismos que puedan haberse desarrollado durante la conservación del alimento.ENFRIAR
Prepare las comidas con la mínima antelación posible antes de consumirlas y, cuando esto no sea posible, consérvelas refrigeradas.
Refrigere lo antes posible los alimentos cocinados. No los mantenga a temperatura ambiente durante más de dos horas.
Reparta la comida en recipientes pequeños para facilitar su enfriamiento.
Descongele los alimentos dentro del frigorífico o en el microondas justo antes de prepararlos; no los descongele a temperatura ambiente.¿Por qué?
Algunos microorganismos se multiplican muy rápidamente si la comida se conserva a temperatura ambiente.
Por debajo de los 5°C y por encima de los 65°C el crecimiento de los microorganismos se retarda o se detiene.
Foto 1 | Blueprint Home
Foto 2 | Marco Verch