Podemos llamarle tostadas (y debemos), por supuesto que sí, la lengua española es una de las más ricas y como lengua propia debemos explotarla, pero si nos metemos en cocina y queremos seguir ampliando el diccionario gastronómico, tenemos que hablar de una elaboración tradicional italiana, los Crostini.
Una rebanada de pan es un mundo en gastronomía, para que luego vaya devaluándose la calidad del pan… pero al grano, igual que en nuestro país es imprescindible en la cultura del pincho y la tapa, en la del país de la bota lo es para sus aperitivos o antipasti. Una rebanada de pan es la base principal de un amplio abanico de aperitivos, pinchos y tapas, pueden emplearse distintos tipos de pan, fresco o tostado, pero no en el caso del crostini que se define a sí mismo como tostada y generalmente se elabora con pan blanco, a partir de una barra fina tipo baguette o chapata.
El tamaño es la principal diferencia entre la bruschetta, una rebanada de pan de hogaza rústico, y el crostini, definido como pequeña tostada. El crostini debe ofrecerse crujiente para su degustación, pudiendo tostarse a la parrilla, al horno… la comodidad, la rapidez o falta de recursos (hablando de parrillas con fuego a leña) en muchas cocinas también ha llevado al uso de la tostadora eléctrica. Aunque hay quien explica que originariamente el crostini se elaboraba con el pan duro que se humedecía para volver a hacerlo comestible.
Podemos hacer infinidad de recetas de crostini, para servir frías o calientes, con verduras, patés, carnes, pescados, quesos, combinados de distintos ingredientes… el crostini básico es la rebanada de pan tostada, opcionalmente frotada con ajo, y aderezada con aceite de oliva virgen extra y sal, quizá salpimentada, así se sirve en algunos lugares de Italia, después se puede cubrir con todo tipo de ingredientes.
Hay muchos crostini populares, es decir, con coberturas habituales como la mozzarella y otros quesos, el tomate, la bresaola, las anchoas, el jamón o prosciutto, los higos, los pimientos asados, las setas, los espárragos, patés de habas y/o guisantes… y no hay límite para crear combinaciones nuevas que nos hagan disfrutar de un sabroso crostini.
Este aperitivo es un buen recurso en cualquier época del año, pero quizá en verano, cuando más tiempo tenemos para disfrutar de la gastronomía y de las reuniones con amigos y familiares en torno a una mesa, también son una nutritiva opción para una cena informal, igual que lo es comer ocasionalmente un bocadillo, una pizza… es fácil conformar un plato sano y equilibrado con carbohidratos, proteínas y la inclusión de verduras u hortalizas frescas.
Si queréis algunas ideas para elaborar crostini (o tostadas), y que a nosotros nos encantan, podéis ver la Tosta de berenjena, tomate, cottage y aceite de anchoa y la Tosta de espárragos, salmón y queso brie, la Tosta de queso brie y berenjena. Esta semana vamos a preparar un surtido de crostini fríos para una merienda-cena, algunas de las elaboraciones os las mostraremos, y vosotros, ¿qué crostini nos proponéis?
1 comentarios
Dos bien facilongos pueden ser por ejemplo:
cocinar un poco de espinacas con el agua que retengan del lavado, escurrirlas, trocearlas y freirlas 5 minutos en aceite de oliva, luego se incorpora un poco de ricota y unos tomates despepitados y troceados, aderezado con sal, pimienta y un poco de ciboulete picada.
Otra opción puede ser hacer unos filetes bien finitos, quizás tiernizdos, a la plancha, salpimentarlos y colocarlos en el crostini ya rociado con aceite de oliva, más una loncha fina de mozzarela, un poco de albahaca picada y unos tomatitos cherry.
Saludos!