Crisis del cacao: precio en aumento y alternativas emergentes

El precio del cacao sigue aumentando a niveles alarmantes, de ahí que se hable de la crisis del cacao, que está impulsada por una combinación de factores climáticos, déficit en la producción y una creciente demanda mundial. La situación actual plantea desafíos importantes para la industria del chocolate, que está explorando alternativas emergentes como el cacao cultivado para hacer frente a los efectos de la escasez.

Como ya explicábamos el año pasado, los precios del cacao alcanzaron máximos históricos superando los 10.000 dólares por tonelada métrica, un incremento que se ha duplicado en los últimos meses y triplicado durante el último año. Esta situación no es casual, en África occidental donde se producen aproximadamente dos tercios del cacao mundial, las condiciones climáticas extremas han causado serios problemas en las cosechas. Periodos largos de sequía, fuertes lluvias y vientos como los harmattan (corrientes de aire seco y cargado de polvo que van desde el desierto del Sahara hacia el oeste de África) en regiones como Costa de Marfil y Ghana, han provocado enfermedades en los cultivos, estrés en los árboles de cacao y una brutal caída en el rendimiento.

En la temporada 2023/24 Ghana informó de una de las peores cosechas de las dos últimas décadas, llegando a experimentar una reducción del 35% en comparación con temporadas anteriores. El panorama ha llevado a la Organización Internacional del Cacao (ICCO) a realizar cálculos y estimar un déficit de 478.000 toneladas métricas, datos que muestran que se trata del mayor de los últimos 60 años. Esta incertidumbre en la oferta de cacao también ha generado una gran especulación en los mercados, lo que inevitablemente ha provocado un aumento de los precios.

Innovación en busca de soluciones sostenibles

Ante este panorama que los expertos consideran desalentador, la industria del cacao está buscando soluciones tecnológicas que permitan garantizar un suministro estable, siendo una de las alternativas más prometedoras el cacao de cultivo celular, donde se utiliza la biotecnología y la agricultura celular para recrear las características del cacao y así evitar depender de cultivos tradicionales. Empresas como Celleste Bio, que cuenta con el respaldo de grandes compañías como Mondelez, están desarrollando métodos para producir cacao en biorreactores, lo que podría reducir significativamente el uso de recursos como la tierra y el agua, evitar problemas como la deforestación, el desabastecimiento, etc.

Por su parte, la empresa alemana de tecnología alimentaria Planet A Foods ha introducido ChoViva, un chocolate que se ha elaborado sin cacao y mediante técnicas de fermentación de cultivos como la avena y las semillas de girasol. Esta estrategia, además de ser más sostenible, puede implementarse en aquellos mercados donde el cambio climático ha provocado la inviabilidad del cultivo de cacao.

Sin embargo, aunque estas alternativas parecen ser prometedoras, no están libres de desafíos como los elevados costes de producción, la falta de capacidad para escalar la producción y las barreras regulatorias en los mercados clave, por ejemplo, el de la Unión Europea, que dificulta la adopción de esta alternativa. A todo esto hay que añadir que replicar el perfil sensorial único del cacao sigue siendo un reto. El cacao auténtico contiene más de 500 moléculas que contribuyen a su sabor y aroma, una complejidad difícil de igualar con ingredientes artificiales de cultivo celular.

A pesar de las expectativas del cacao de cultivo celular, los expertos coinciden en un hecho, el cacao de cultivo no sustituirá al cacao tradicional, por lo menos a corto plazo. En todo caso servirá como un complemento que ayudará a aliviar la presión existente en la cadena de suministro, cubriendo nichos de mercado específicos, de ello hablábamos en el post El cacao de cultivo celular puede ser una alternativa, pero no un sustituto. Regiones como Asia donde el consumo de chocolate está en plena expansión, representan oportunidades para estas nuevas alternativas, pero en los mercados consolidados los consumidores siguen y seguirán valorando la experiencia sensorial y emocional que se asocia al chocolate auténtico.

La crisis actual del cacao afecta inevitablemente a los consumidores, la escasez de cacao y el aumento de los precios han llevado a las empresas a prácticas como la «reduflación«, donde reducen el tamaño de los productos elaborados con chocolate, manteniendo o incrementando los precios, por lo que los consumidores terminamos pagando más por menos producto. Por otro lado, la industria enfrenta desafíos estructurales más profundos como la pobreza en las regiones productoras, o la falta de políticas que garanticen un comercio justo. Los pequeños agricultores son la columna vertebral del sector y como ya hemos comentado en varias ocasiones, en la mayoría de casos reciben pagos insuficientes por su trabajo, lo que inevitablemente perpetúa un ciclo de pobreza y dificulta la sostenibilidad a largo plazo.

El cambio climático, el envejecimiento de los árboles de cacao y la pérdida de biodiversidad son amenazas constantes que requieren soluciones urgentes, y si bien el cacao de cultivo celular y otras innovaciones tecnológicas ofrecen esperanzas, la transición hacia una industria más sostenible tardará bastante tiempo. El cacao tradicional seguirá siendo un pilar en la industria alimentaria tanto por su sabor inimitable como por su conexión histórica y cultural con los consumidores.

Aquí comentan que cada vez más empresas de la industria del chocolate buscan alternativas al cacao, pero parece que no quieren abordar los problemas estructurales y ambientales que ponen en riesgo la producción tradicional. No hay duda de que esta crisis recuerda a la industria la importancia de equilibrar la innovación y la sostenibilidad, y que deben buscar soluciones que respeten tanto a los productores como al medio ambiente para garantizar que el chocolate siga siendo un placer accesible para las próximas generaciones.

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