El sindicato agrario Unió de Pagesos denuncia que el precio en origen de las patatas de temporada en Catalunya, ha descendido hasta un 61% en origen, la razón de ello vuelve a ser la introducción masiva en el mercado de patata vieja de origen francés. Recordemos que se denomina así a aquellas patatas que se han cultivado en la campaña anterior, estas patatas las adquieren las grandes cadenas de distribución a precio de saldo, posteriormente se les lava la cara y se ofrecen en los centros de nuestro país a precios reducidos que tientan a los consumidores. El resultado es una nueva crisis de la patata, los productores nacionales no pueden competir y por tanto los precios caen espectacularmente.
Basta dar un vistazo a los datos correspondientes al Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD abril 2012) para hacernos una idea de la situación por la que atraviesa el sector. En origen se cotizaron las patatas nuevas a 0’06 céntimos de euro el kilo, los consumidores pagaron una media de 0’60 euros kilo, es decir 10 veces su valor en origen. Como sabemos, la diferencia entre patatas viejas y patatas nuevas es notable, no nos referimos al aspecto, dado que ya hemos indicado que se «maquillan», existe un gran abismo en lo que respecta a cualidades organolépticas y nutricionales, por otro lado, el resultado en las recetas culinarias no es tan bueno como con las patatas nuevas.
Las patatas viejas francesas han estado durante varios meses en cámaras de conservación, es un excedente de poca calidad que se destina al mercado español, algunos consumidores ven la oferta en las cadenas de distribución y adquieren las patatas, no son muchos los que se aseguran de la procedencia del producto, aunque también es cierto que las patatas francesas son las que predominan en estas cadenas, todo un lineal de diferentes patatas francesas y en un rincón patatas españolas, las posibilidades de venta para el producto de importación son mucho más elevadas. Otra ventaja destacable es la conservación, las patatas francesas de la cosecha anterior tienen una vida útil mucho más reducida al no estar en las cámaras de conservación, en cambio, la patata nueva nacional puede aguantar perfectamente durante varias semanas y los consumidores podemos disfrutar de patatas de calidad.
Si compramos patatas viejas el ahorro no compensa, sólo tenemos que realizar el cálculo de cuántas patatas consumimos al mes, posteriormente calcular la diferencia de precio, podremos constatar que es poco significativa y en cambio ganamos mucho en calidad, sabor, y sobre todo respaldamos al producto nacional. En el año 2009 COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) pedía la colaboración de los consumidores, se pedía a los consumidores que compraran patatas españolas, con ello ayudábamos al sector evitando que pudiera acusar aún más la crisis y además, nos ayudábamos nosotros, ya que disfrutaríamos en nuestras mesas de un producto de calidad excelente.
Un ejemplo comparativo lo tenemos con las lentejas, el año pasado os preguntábamos si preferíais lentejas españolas o estadounidenses, en el primer caso, el producto es de una calidad que nada tiene que ver con el producto de importación que, por cierto, hay que destacar que hasta el 80% de las lentejas que se comercializan en España son estadounidenses. Volvemos a plantear la pregunta, ¿cuántas lentejas consumes al mes?, ¿realmente merece la pena ahorrar unos céntimos y privarnos de un producto nacional de calidad?
Retomando el tema, cada año se produce una nueva crisis de la patata española, y volvemos a pecar en lo mismo, de acuerdo que la crisis económica hace que ajustemos el gasto en la cesta de la compra, pero ajustar no quiere decir comprar productos de peor calidad y menos teniendo en cuenta el volumen de consumo mensual. Decíamos que los lineales están cargados de patatas francesas y para confundir aún más al consumidor, además de un buen precio, en las etiquetas no se identifican como patatas de la cosecha anterior, la descriptiva utilizada es patata «de conservación» algo que induce a error, seguro que más de un cliente ha interpretado que son patatas que se pueden almacenar en el hogar durante algunas semanas, cuando en realidad lo que indica es que son patatas que se han mantenido ‘conservadas’ durante meses en cámaras. Es lamentable que se menosprecie a la patata nueva de temporada.
Aunque se indica que el proteccionismo es algo del pasado, deberíamos ser un poco proteccionistas, adquirir patatas y producto nacional en general ayudaría a los agricultores y nos beneficiaría a nosotros. La Unió de Pagesos ha denunciado la situación en Catalunya, pero esto es algo que se reproduce en otras comunidades españolas. Quizá no se puede prohibir que se introduzca en el mercado patata francesa vieja, pero sí se puede intentar obligar a los intermediarios y cadenas de distribución que utilicen descriptivas claras que no induzcan a error.
Foto | Vic Lic