Actualmente casi 2.000 millones de personas de todo el mundo consumen insectos de forma habitual, mayoritariamente son habitantes de los países en vías de desarrollo. No obstante, a pesar de que se les atribuyen grandes propiedades nutricionales y se destaca el carácter respetuoso con el medio ambiente, los insectos son un alimento que mayoritariamente causan repugnancia en el mundo occidental, es uno de los grandes obstáculos que se deben superar para lograr la aceptación de este alimento en la dieta de los países industrializados.
Entonces, ¿qué esperanza hay de que los insectos sean aceptados para la alimentación de los consumidores de países industrializados? Según un experto de la industria alimentaria, crear demanda de insectos como alimento es una tarea que va a llevar a cabo dicha industria, no será algo que esté dirigido por la demanda de los consumidores como ha ocurrido con otros productos alimentarios. Así lo explica Gabi Lewis, co-fundador de Exo Protein, una empresa que tiene como objetivo normalizar el consumo de insectos entre los consumidores como una fuente importante de alimentos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.
Introducir los insectos en la alimentación es un reto de futuro del que se ha hablado en varias ocasiones, recordemos que a finales del pasado mes de marzo se celebró el encuentro Food Vision, una cita que entre otros temas trató la introducción de los insectos en la alimentación y que estaba dirigida a investigadores, emprendedores, empresas que quieren introducir nuevas fuentes de proteínas y especialistas en el mundo del marketing. En este encuentro se trataron muchos temas y se llegaba a la conclusión de que sería inevitable la introducción de este alimento en la dieta, aunque para ello deberían pasar varios años antes de que los insectos fueran aceptados por los consumidores.
En el mencionado encuentro se debatió sobre los problemas y retos a los que se enfrenta la industria alimentaria, se habló de los alimentos del mañana, de las estrategias informativas que se deberían llevar a cabo para involucrar a los consumidores en esta nueva etapa alimentaria, de cómo influirían las nuevas formulaciones de alimentos y el marketing en esta nueva corriente alimentaria, pero no se terminaron de concretar qué estrategias se pueden llevar a cabo para introducir con más rapidez los insectos en la alimentación.
Gabi Lewis cree que lo más importante que se debe hacer para superar los problemas y las ideas preconcebidas sobre el hecho de comer insectos, es acercarlos a los consumidores, hacer que los prueben y puedan apreciar el delicioso sabor que tienen. En el libro La comercialización de insectos comestibles, cómo comercializar lo imposible, se sugieren varias estrategias que podrían facilitar la normalización del consumo haciéndolo más generalizado y no siendo un territorio exclusivo de unos pocos occidentales, también se ofrecen claves sobre la educación de los consumidores, la forma en la que se pueden cocinar o las claves para que tras el procesamiento, el producto final no se asemeje a lo que son los insectos.
Comemos con los ojos, por lo que presentar unos grillos con su forma original puede resultar más desagradable que si se presentan procesados en forma de barrita energética, como las que ofrece la empresa Exo Protein. Al respecto recordamos el estudio puesto en marcha el año pasado por investigadores daneses para mostrar lo deliciosos que son los insectos, este grupo de expertos consideraba que se había hablado mucho de las propiedades nutricionales y de los beneficios ambientales, dejando aparcado uno de los aspectos muy importantes para la aceptación de los consumidores, el sabor.
En el mencionado libro se habla de evitar hacer referencia a los insectos en el envase, del mismo modo que los consumidores no quieren que se les recuerde que están comiendo una criatura tierna y linda cuando van a comprar una pierna de cordero en el supermercado. Evidentemente esto no es legal y va en contra de la legislación, se debe indicar en el etiquetado de un producto todo lo que contiene, por lo que no estamos de acuerdo con ese punto que aparece en el libro.
Se puede indicar perfectamente en los ingredientes, el problema es la imagen, pero convertir los insectos en harina como ingrediente alimentario ya no sería tan repulsivo. Se predice que las pequeñas empresas de nueva creación serán líderes en este sector, e introducirán los alimentos elaborados a partir de insectos en Europa, estos alimentos estarán dirigidos sobre todo a los jóvenes y consumidores con mente abierta de las grandes ciudades.
Algunos expertos en el tema consideran que los insectos se rigen por una nueva regulación alimentaria y que es improbable que sea necesario realizar una evaluación sobre la seguridad previa a la comercialización, ya que muchos países que no pertenecen a la Unión Europea ya han demostrado con su historial (tiempo con el que se han alimentado de insectos) su seguridad. De nuevo esto es un error, las evaluaciones de seguridad se deben realizar con todos los alimentos, recordemos por ejemplo el estudio PROteINSECT cuyo objetivo es evaluar la introducción de los insectos en la alimentación animal a fin de mejorar la sostenibilidad de los alimentos cárnicos, pues más necesario es realizar una evaluación relacionada con el consumo humano.
Las estrategias para lograr crear demanda de alimentos obtenidos a partir de insectos son complicadas, aunque se proporcionan claves como el ‘maquillaje’ de los insectos, muchos consumidores seguirán siendo reacios a probar estos nuevos productos aunque su presentación no recuerde en absoluto cómo se han elaborado. A través de este artículo publicado en Food Navigator podréis conocer más detalles sobre las estrategias que se barajan para la introducción de insectos en la alimentación de los habitantes de los países europeos.
Foto 1 | Tyrel Hiebert