La Corvina con patata violeta y caldo de chalota tostada es un plato principal delicioso con el que deleitarás a tus comensales en cualquier comida festiva que tengas que realizar. Hoy os hablábamos de este pescado blanco en este post, porque la corvina es merecedora de lo que se aprecia en gastronomía, es baja en grasas, muy sabrosa y con una textura tersa que la hace especial. Acompañado de un delicioso caldo elaborado con chalota o escalonia, un ingrediente muy aromático que ofrece un sabor suave, dulce y delicado que se encuentra entre la cebolla y el ajo.
La combinación de la corvina con la patata violeta y el caldo de chalota tostada es perfecta, y su elaboración es sencilla, como veréis, en casa se puede presentar fácilmente como en los mejores restaurantes. No dudéis en vestir vuestra mesa con este elegante plato, y esperar el elogio de vuestros invitados.
Ingredientes (4 comensales)
- 4 raciones de corvina
- 4 patatas violeta
- 3-4 chalotas (según tamaño)
- ½ litro de agua
- 40 gramos de salsa teriyaki
- 1 trozo de raíz de jengibre del tamaño de una nuez
- pimienta blanca recién molida
- pimienta de Jamaica recién molida
- 1 c/p rasa de sal ahumada
- sal fina
- sal Maldon (al gusto)
- aceite de oliva virgen extra
- alfalfa germinada.
Elaboración
Lava bien las patatas y ponlas, sin pelar, en una olla con abundante agua para cocerlas, hasta que estén bien tiernas. Cuando estén hechas, pélalas y ponlas en un cuenco, añade pimienta de Jamaica, sal fina y un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y cháfalas con el tenedor, dejando un puré homogéneo pero rústico. Reserva en caliente.
Pon una olla al fuego con un fondo de aceite de oliva (no demasiado), calienta lentamente mientras pelas las chalotas y las cortas por la mitad, ponlas con el corte hacia abajo sobre el aceite para hacer lo que se conoce como cebolla brulé, pero sin llegar a quemar la chalota, para conservarla en la cocción del caldo y servirla si se desea, aportará color y un sabor delicioso.
Cuando la parte cortada de la chalota esté dorada, puedes darle la vuelta y que se dore también en su contorno. A continuación, vierte el agua lentamente y con cuidado, añade la raíz de jengibre pelada y cortada en dos trozos, la pimienta blanca recién molida, la sal ahumada y la salsa teriyaki, sube el fuego y cuando rompa a hervir, redúcelo y deja cocer unos 10-15 minutos. Prueba el caldo por si es necesario rectificar de sal. Antes de servirlo, cuélalo y disponlo en una jarrita para servirlo en la mesa, delante del comensal.
En una plancha o parrilla con un poco de aceite de oliva, haz la corvina poniéndola primero para la parte de la piel, a fuego fuerte para que se tueste y se ponga crujiente. Pon un poco de sal sobre la parte sin piel del pescado. Dale la vuelta para que se haga también por el otro lado y cuando toda la carne haya perdido el color de pescado crudo, retíralo, estará jugoso y terso.
Emplatado
Sirve en la base del plato una cucharada de puré de patata violeta, coloca encima unos brotes de alfalfa y a continuación la corvina, presentando la piel hacia arriba y añadiendo unas escamas de sal. Reparte, si lo deseas, unos cascos de chalota y una vez que el plato está ante el comensal, vierte el caldo de chalota tostada al gusto. ¡Buen provecho!