Parece ser que muchos consumidores van a disfrutar del cordero francés en las fiestas navideñas, algunos de forma consciente, otros confundidos por las etiquetas de los productos en las que se indica que se trata de un cordero que ha sido sacrificado en los mataderos de la región y por tanto se deduce que se trata de un Lechazo de Castilla y León con la I.G.P (Indicación Geográfica Protegida), que comprende la zona geográfica de Segovia, León, Soria, Zamora, Burgos, Ávila, Palencia, Salamanca y Valladolid. Durante las semanas previas a las fiestas de Navidad la importación de cordero francés se incrementa espectacularmente, se trata de un cordero que no cuenta con los certificados de garantía correspondientes y por supuesto, su sabor difiere del auténtico lechazo de Castilla y León.
Para quienes quieran disfrutar del sabor del cordero francés en las fiestas navideñas es una opción, pero se debe mostrar claramente en las etiquetas que se trata de un cordero del país vecino aunque se haya sacrificado en nuestro país. Esta situación es denunciada por ASAJA de Castilla y León, además de las posibles confusiones, se denuncia que la entrada masiva del cordero francés fuerza a la reducción de los precios del lechazo en una época clave para el sector.
La importación del cordero francés es legal, pero la organización ASAJA considera que se trata de una situación inmoral, por un lado se impulsa la venta del cordero galo que no cuenta con las certificaciones de calidad correspondientes y es más económico, por otro, para quienes cumplen los parámetros de calidad con el esfuerzo económico correspondiente, supone tener que comercializar el producto a un precio más reducido para salvar la campaña de Navidad, algo que se podría solventar con un etiquetado más transparente.
El consumidor debe poder elegir si pagar un importe más elevado para disfrutar de las cualidades de un auténtico lechazo, o decantarse por un cordero francés que no se ha criado para producir una carne de calidad. Cada Navidad se da el mismo problema, durante todo el año se importa cordero francés pero el mayor volumen se concentra en el mes de diciembre, como referencia cabe destacar que el año pasado de los 267.831 corderos importados, un 62% llegaron en el mes de diciembre.
Este año se mantiene la misma tendencia y se incrementan las importaciones, según ASAJA, aún quedan unas semanas para que termine el año y ya han llegado a la región 30.000 corderos más que el año pasado. Será interesante recordar que en 2009 ya se denunciaba esta situación en el post Lechazo de Castilla y León, especulación. En su lectura podíamos conocer la bajada de los precios del lechazo en un 20%, así mismo destacábamos que en las cadenas de distribución se encontraba lechazo foráneo adquirido por los intermediarios a precios ridículos, después se comercializaba obteniendo unos buenos márgenes de beneficios.
Posteriormente volvíamos a hacernos eco de una posible solución para este problema, producir Lechazo de Castilla y León con carné de identidad, gracias a un nuevo sistema de trazabilidad electrónico (microchip implantado en la oreja del animal) se podrían combatir los posibles fraudes y errores que se producen en los centros de distribución al ofrecer «lechazo» foráneo como si se tratase de un producto amparado por la I.G.P., parece que esta iniciativa ha servido de poco.
Claro, que el problema lo generan los mataderos regionales que no dudan en importar cordero francés para surtir las mesas navideñas, se valen de la descriptiva «sacrificado en la región» para confundir al consumidor que quiere disfrutar del mejor producto durante los días festivos. Recordemos que el auténtico lechazo es un cordero lechal que cumple una serie de requisitos, peso vivo en el momento del sacrificio establecido entre 9 y 12 kilos, edad de sacrificio límite de 35 días, la carne debe ser muy tierna y su color blanco nacarado o rosado pálido, su grasa exterior es de color tipo cera, debe pesar entre 4’5 kg y los 7 kg, sin cabeza y sin asadura, y con estas partes su peso debe de estar comprendido entre 5’5 kg y 8 kg. Estas condiciones no las reúnen los corderos franceses. Si queremos disfrutar de un producto de calidad certificada y además queremos ayudar a los productores de la región, es obligatorio observar detenidamente la etiqueta del producto, hay que exigir una etiqueta reglamentaria que especifique claramente la procedencia de la carne.
A todo esto, hay que hablar también de las condiciones sanitarias y de calidad, el cordero importado del país galo debe cumplir las mismas condiciones sanitarias y de calidad que se cumplen en nuestro país, algo que ASAJA solicita a las correspondientes consejerías de Agricultura, Ganadería y Sanidad. Como decíamos, importar cordero de otro país no es ilegal, pero confundir a los consumidores… Se dice que los tiempos del proteccionismo se han quedado atrás, pero viendo como está la situación de ganaderos y agricultores en nuestro país, abogamos por adquirir producto nacional.
Juega a favor de este tipo de situaciones la crisis económica, los consumidores buscar una buena relación calidad/precio, como decíamos, somos libres de comprar producto francés pero siempre que sepamos lo que compramos, sin que se induzca a error. A través del artículo de ASAJA de Castilla y León podrás conocer más detalles sobre la noticia.