Una empresa alicantina propone convertir desperdicios en ingredientes alimentarios, pero hablamos de desperdicios orgánicos fruto del proceso de otras elaboraciones alimentarias, como por ejemplo los distintos zumos envasados que se fabrican. Las pieles y restos de frutas podrían utilizarse para elaborar fibras con las que se enriquecerían otros alimentos, de este modo se aprovecharía mucho mejor la materia prima y se reduciría la contaminación que se genera en las industrias con una deficiente gestión.
Como ejemplo de aprovechamiento de desechos podríamos nombrar el pan de vino, alimento desarrollado por el departamento de I+D+i (Abro Biotec) del Grupo Matarromera y el Centro Tecnológico del Cereal en Palencia. En este caso se aprovechan los residuos resultantes de la elaboración de vino para obtener eminol, un concentrado en seco de polifenoles con el que se pueden enriquecer distintos alimentos, en este caso un pan.
transformar desperdicios en ingredientes alimentarios es el principal objetivo del proyecto Bove de la empresa Innofood, se trata de una investigación en la que se determina la viabilidad de utilizar los subproductos resultantes de las actividades de la industria agroalimentaria para aprovecharlos con distintos fines, sean alimentarios, cosméticos o energéticos. Evidentemente existe un sinfín de residuos y cada uno necesita un tratamiento específico, aunque antes se debe conocer qué aplicaciones se les pueden proporcionar. Por el momento, el proyecto Bove ya ha logrado desarrollar fibra alimentaria con la que enriquecer alimentos como el pan o añadida en las recetas de galletas.
Posiblemente el escollo más complicado que se debe superar es la rentabilidad, recordemos que algunos procesos que podrían ser viables para aprovechar residuos preservando el medio ambiente, son desechados por no ser económicamente viables y mucho menos rentables. Quizá este sea uno de los aspectos más valorables de la investigación, ya que si se logra la rentabilidad, aumentan exponencialmente las posibilidades de la aplicación.
Otro aspecto fundamental es lograr que el producto obtenido ofrezca unas cualidades organolépticas adecuadas que permitan la aceptación de los consumidores. Por ello, cada nuevo producto obtenido por esta empresa es validado en este ámbito. En Andalucía Investiga conocemos además que el Proyecto Bove, contempla otros parámetros como la durabilidad alimentaria y la posibilidad de ampliarla o la creación de nuevos alimentos a partir de subproductos, como por ejemplo un concentrado de zumo de ciruela obtenido del aprovechamiento de las aguas que se utilizan para el lavado de esta fruta.
Los nuevos descubrimientos y las aplicaciones posibles van a ser presentados en Bta 2009, Barcelona Tecnologías de la Alimentación, una feria de gran interés en la que se darán a conocer estas y otras innovaciones. No queda más que rendirse ante este tipo de trabajos, no sólo contribuyen a preservar el medio ambiente, además mejoran la calidad alimentaria y aprovechan al máximo los recursos agroalimentarios.