Comprar melones y sandías en su punto puede ser complicado, nos guiamos por nuestro instinto, presionamos una de las puntas del melón para intentar apreciar si está algo blando y en consecuencia está maduro, nos guíamos por las recomendaciones del tendero, que a fin de cuentas emplea las mismas técnicas que utilizan los consumidores, pero al ser un profesional de las frutas confiamos en su criterio. El peso y el olor son otros factores a tener en cuenta, en el caso de una sandía, si dando unos golpecitos con los nudillos suena hueco, es la supuesta respuesta de que está lista para ser consumida. En definitiva, a pesar de todos estos trucos, en alguna ocasión adquirimos una de estas frutas sin que se encuentre en estado óptimo de maduración y por tanto, son menos dulces. Pues bien, un grupo de investigadores de Ingeniería de Sistemas de Producción Agroganaderos del ceiA3, trabajan en la mejora de un sistema patentado por el USDA, con el que se puede conocer la calidad de las frutas de forma fiable en cuestión de segundos.
El sistema para determinar la calidad de los melones u otros alimentos se basa en la espectroscopia de infrarrojo cercano o NIRS, la técnica se basa en el estudio de la interacción entre la materia y la radiación electromagnética, con absorción o emisión de energía radiante tal y como nos explica la investigadora Ana Garrido del ceiA3. Como podemos comprobar, el proceso parece sencillo, basta colocar la pieza de fruta sobre una base donde recibirá las emisiones de infrarrojos.
Tras la exposición a los infrarrojos, el software oportuno realiza los análisis correspondientes y muestra los resultados, éstos se basan en la capacidad de absorción de los haces de luz (energía), que depende de la composición interna del melón, agua, azúcares, etc. El sistema mide la cantidad de infrarrojos reflejados y dependiendo de este dato, se puede determinar si las frutas están en su óptimo punto de maduración y consumo.
El sistema es interesante, ya que no es invasivo ni destructivo, y es el más adecuado por el momento para poder conocer la calidad de muchos alimentos de una manera casi instantánea, las cualidades físicas y químicas son desveladas, y con estos datos se puede saber a ciencia cierta en qué estado se encuentra el producto. Se trabaja en este sistema para que sea todavía más rápido y se pueda implementar en las cadenas de selección y procesado de los alimentos, con ello se podría certificar la calidad del alimento y ya no sería una lotería adquirirlos en los centros comerciales. Con la espectroscopia de infrarrojo cercano se lograría detectar fraudes en la composición de determinados alimentos y sería un magnífico sistema de autentificación y certificación de la calidad alimentaria.
Los modelos matemáticos desarrollados por los investigadores ofrecen una predicción muy fiable, en la pantalla del ordenador se muestran datos como el índice de azúcares solubles, valores que se obtendrían con un colorímetro, herramienta que se encarga de identificar el color y medir la absorbancia interna del melón. En el vídeo nos muestran que las pruebas se han realizado con un equipo de mesa, pero la investigadora nos muestra que ya se han desarrollado equipos portátiles con los que se podría realizar un muestreo rápidamente sobre un cargamento recibido de alimentos, o ir al campo y analizar cada pieza de fruta para saber si hay que recolectarla o esperar unos días más, y esto sólo en menos de un segundo. Ofrecer frutas de calidad de forma fiable es algo que puede ser una realidad a medio plazo, si esta técnica se pudiera introducir en las cadenas de procesado, se incrementaría significativamente la calidad de los productos que se ofrecen a los consumidores.
Claro que esta técnica añadiría otras ventajas, pocos se aventurarían a cortar la fruta en verde dado que no superarían el control, quizá también se conseguiría cambiar la situación de frutas y verduras en el mercado, recordemos que aunque se presentan piezas con un aspecto muy atractivo, la mala calidad predomina. Podéis conocer más detalles de la investigación a través de la página oficial del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3).