Congelar huevos no es una de las prácticas más habituales en nuestra cocina, pero es una solución igual que se la damos a otros productos perecederos. Los huevos congelados bien envasados pueden conservarse varios meses, sólo hay que saber cómo hacerlo según la finalidad que tengan una vez los descongelemos para consumirlos.
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de congelar huevos es que debemos sacarlos de su cáscara, ésta se rompería a causa de la expansión del huevo en la congelación. Debemos introducirlos en un recipiente hermético teniendo en cuenta que debe quedar espacio libre por el mismo motivo, el volumen del huevo aumenta.
Con el fin de evitar o minimizar que el congelado queme el huevo mostrando esa decoloración que se aprecia en algunos alimentos como la carne, conviene cubrirlos con film transparente.
Los huevos se pueden congelar con la yema y la clara por separado o juntas. Seguramente muchos habréis congelado claras cuando os han sobrado después de hacer alguna receta en la que sólo se necesitaban las yemas. Las claras congeladas, cuando se descongelan se presentan casi igual que cuando estaban frescas, sólo pierden un poco de su capacidad para montar. Pero las yemas, si se congelan tal cual, se endurecen. De este modo también tienen aplicaciones culinarias que iremos viendo en adelante, pero para utilizar esas yemas congeladas en la elaboración de tortillas o en recetas reposteras por ejemplo, es necesario realizar lo que explicamos a continuación.
Para congelar huevos que después queramos usar para tortillas u otra elaboración con huevos batidos, debemos batirlos ligeramente (sin que lleguen a espumar) antes de congelarlos. Para evitar que la yema se endurezca ofreciendo después una consistencia demasiado pastosa, es necesario adicionar con sal, azúcar o un componente ácido que impedirá que las proteínas de la yema se endurezcan, así cuando descongelemos los huevos, se conservarán fluidos y en buen estado para cocinar y combinarlos con otros ingredientes.
Lo ideal es saber el destino de los huevos antes de congelarlos, así, si vamos a utilizarlos para hacer bizcochos, magdalenas u otras elaboraciones dulces, al batir los huevos añadiremos azúcar en una proporción que dependerá del tamaño de los huevos. Si lo que queremos es utilizarlo para hacer tortillas u otros platos salados, añadiremos sal. Obviamente, deberemos marcar el recipiente de conservación indicando si son huevos dulces o salados, o si por el contrario los hemos acidificado.
Se calcula que por cada medio litro de huevo se deben añadir 5 gramos de sal, 15 gramos de azúcar o 60 mililitros de zumo de limón. Y finalmente, para descongelar los huevos conviene seguir las mismas pautas que con el resto de alimentos, pasándolos del congelador al frigorífico y dándoles su tiempo.
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