Uno de los ingredientes que utilizamos en la mayoría de recetas de cocina que tienen como base un sofrito es la cebolla, puede ser rallada, cortada en pluma, en brunoise… hacer un sofrito es fácil, pero debemos dedicar unos minutos a la preparación de cada ingrediente, minutos que se van sumando y se convierten en un tiempo demasiado extenso para personas que por motivos laborales (entre otros), quizá no pueden dedicar. Congelar cebollas no va a solucionar el problema del tiempo para cocinar, pero sí que es verdad que es un buen recurso tener este ingrediente preparado y listo para usar.
De hecho, en los comercios podemos ver que se comercializa la cebolla picada congelada, eso quiere decir que debe tener salida, entonces ¿por qué no hacerlo en casa?. Congelar cebollas no tiene ningún secreto, más que hacerlo con el corte que después queramos para nuestra receta y embolsado en la cantidad que vayamos a precisar.
Nosotros nos hemos dedicado un ratito a preparar y congelar cebollas para distintas elaboraciones, pero no por falta de tiempo para cocinar, sino porque tenemos un excedente de cebollas frescas que unos amigos han cultivado, cosa que también os puede suceder a vosotros, ojalá.
Así pues, hemos preparado distintas bolsitas de cebolla congelada, quien dice bolsitas, dice recipientes con tapa hermética o la forma de empaquetado que os resulte más práctica. Como se pueden necesitar las cebollas cortadas de distinta forma para cada receta, hemos preparado cebollas cortadas en aros (aunque de este modo es la primera vez que la congelamos, nos encantan los aros de cebolla fritos), en brunoise, en pluma… básicamente los que necesitamos. Con la Thermomix la picamos con uno o dos golpes de turbo y también nos va muy bien utilizar este accesorio de corte.
Conviene escurrir bien estas preparaciones antes de embolsarlas, así que se pueden poner en un colador y presionar ligeramente sin romper la cebolla, o dejar escurrir hasta que pierdan el agua. Después introducimos la cebolla en las bolsitas, sacamos todo el aire posible y cerramos, si se dispone de una selladora de vacío, facilitará esta tarea.
Es imprescindible anotar en cada paquete de cebolla congelada la fecha en la que se ha preparado, y si se desea, escribir también lo que contiene la bolsita, pues puede suceder que al congelarla no se aprecie su contenido, además de que es una información que servirá a todos los que entren en la cocina.
Cuando necesites la cebolla, sólo tendrás que retirarla unos minutos antes del congelador, más o menos tiempo según el volumen que tenga y la elaboración en la que vayas a incluirla.