Acabamos de leer un artículo publicado en The New York Times sobre cómo tomar fotografías de los platos de los restaurantes, no se trata de una lección de fotografía, sino de los problemas y molestias que causa al resto de comensales que un cliente tome fotos de lo que está comiendo. El artículo nos habla del reconocido chef estadounidense David Bouley, explicando que ha visto de todo, desde lo más habitual que es tomar fotos con el teléfono móvil, a clientes que fotografían con cámaras de calidad utilizando el flash, equipados con trípodes y material fotográfico adecuado para utilizar sobre la mesa, nos habla también de casos como el de subirse a la silla para poder hacer una fotografía con esa perspectiva, etc.
Para David Bouley la experiencia se convierte en todo un circo, pero en vez de prohibir la toma de fotografías y sabiendo que en cierto modo, es positivo que se pueda difundir el trabajo culinario que realizan en el restaurante, opta por invitar a los ávidos fotógrafos a pasar a la cocina indicándoles que podrán realizar las mejores fotografías gastronómicas en ese espacio, es una alternativa que considera que es la más acertada, por un lado se logra el cometido de la difusión, y por otro se evita molestar al resto de comensales para que puedan disfrutar con tranquilidad de su menú. Tomar fotografías de los platos de los restaurantes se ha convertido en algo cotidiano, claro, que no todos los cocineros se muestran tan complacientes, recordemos por ejemplo propuestas como la de Mark Gold, chef y propietario del Restaurante Eva, ofrecía un descuento si no se utilizaba el teléfono móvil durante la comida, este chef no estaba de acuerdo con compaginar el disfrute del menú con la subida de las fotografías a las redes sociales como Facebook o Twitter.
El caso es que blogs, redes sociales y otros medios han provocado una continua toma de fotografías que lleva a tomar todo tipo de medidas favorables o desfavorables, en el caso de David Bouley, es una medida favorable que satisface a todas las partes. En restaurantes como Momofuku Ko, al cocinero le molesta que continuamente se tomen fotos de sus platos, considera que es algo muy informal y no acorde a la categoría de un restaurante que cuenta con dos estrellas en la Guía Michelin de Nueva York 2013. Hay que ser respetuoso con el resto de comensales, no utilizar el flash, no hacer de la comida un circo… claro, que los criterios los define cada establecimiento. Pero la realidad es que hay que aceptar los cambios y adaptarse a ellos, cada vez son más las personas que quieren fotografíar su comida y compartirla con sus amigos a través de las redes, lo malo es que no parece importarles el modo en el que afecta al resto de comensales, aunque el restaurante tenga un aforo muy reducido.
En el artículo del diario de Nueva York nos hablan también de la propietaria de Chef’s Table at Brooklyn Fare, un restaurante con tres estrellas Michelin con un aforo muy limitado. Se prohibió tomar fotografías al convertirse en una distracción para el resto de comensales, a esto hay que sumar que los chefs quieren que se disfrute de la comida recién hecha, en su punto, la distracción con las fotografías puede retrasar la toma de contacto con el plato y no disfrutarlo al máximo, por ejemplo por haber cambiado su temperatura de servicio. Se paga bastante por un menú en un restaurante tres estrellas y muchos comensales pagan para un disfrute al máximo, sin distracciones o molestias, es complicado poder construir una velada memorable con una conversación de mesa cuando los flashes se disparan por doquier.
Otras iniciativas para satisfacer a todo el mundo son ingeniosas, por ejemplo suministrar fotografías profesionales a los ávidos de fotografiar la comida, son imágenes que se ofrecen a través de un sistema informático para que los comensales las puedan compartir, aunque no se podrá percibir del mismo modo por quienes las reciben, no capta el momento, la realidad, etc.
Una alternativa es recibir una clase de fotografia de alimentos con iPhone, algo que puso en marcha Valery Rizzo, es un método para elevar el listón fotográfico, poder hacer fotos de calidad y no molestar al resto de comensales, muchas fotografías que se comparten no reflejan la realidad por estar mal tomadas. En Pop Photo publican una mini guía para poder tomar una imagen de calidad y evitar en la medida de lo posible las molestias a los demás comensales, no utilizar el flash, reducir el brillo de la pantalla del teléfono o tablet, utilizar el modo silencioso a la hora de tomar fotografías, o en su defecto, hacer las menos posibles, y sobre todo, intentar que la foto que se comparta sea de calidad para tranquilidad del chef.
Hacer la fotografía y compartirla después, evitar que la bolsa de la cámara fotográfica, el teléfono, etc., molesten al servicio, pedir permiso, que no aparezcan otros comensales en las fotografías (cuando se realizan fotos del comedor), utilizar el sentido común… no es lo mismo hacer una fotografía en un fast food que en un buen restaurante.
1 comentarios
De todos los consejos, el de «utilizar el sentido común», es el que me parece fundamental.
En mi caso, tengo un blog de restaurantes (està escrito en catalán) y nunca he tenido problemas con este tema. Utilizo el IPhone, sin flash, con discreción e incluso evitando en lo posible que me vean haciendo fotos. Evidentemente la calidad se resiente… 🙁
Totalmente en el polo opuesto de llegar al restaurante con un objetivo espectacular y empezar a marear a los compañeros de mesa con el tema de las fotos.
Como triste anécdota, he llegado a ver una familla blogger, que sacan el plato a la calle para fotografiarlo y disponer de «luz natural».
Saludos,