Las abejas son motivo de preocupación para muchas personas, y no es para menos, de hecho, según datos de Google Trends, el año pasado la pregunta ¿qué pasaría si no hubiera abejas? estaba entre las 10 primeras de una lista de preguntas sobre «¿qué pasaría si…?». Lo cierto es que desde hace años se habla de las abejas, especialmente desde que la población empezó a reducirse drásticamente, el interés está en el papel que tiene este polinizador en la agricultura y en la producción de alimentos. Muchos expertos han dado la voz de alarma porque su desaparición tendría nefastas consecuencias, suponiendo un enorme reto para la humanidad, la biodiversidad, la producción alimentaria y la economía se vería seriamente afectada.
Actualmente la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) está evaluando el riesgo que plantea para las abejas el uso de tres pesticidas neonicotinoides, productos fitosanitarios que la agencia ha confirmado que son un riesgo para estos polinizadores. También en Estados Unidos se ha llevado a cabo recientemente una investigación con el propósito de evaluar la situación de las abejas y sus hábitats, este estudio se puso en marcha a raíz del memorándum emitido por la Casa Blanca en el que se advertía que en las últimas décadas se había sufrido una gran pérdida de polinizadores, apuntando que estos insectos realizaban una contribución multimillonaria en la economía estadounidense, la preocupación es evidente, de ello hablábamos aquí.
La actividad polinizadora de las abejas está estrechamente vinculada a la producción de alimentos, son esenciales para el desarrollo de numerosas plantas y árboles, además, en muchos casos existe una total dependencia de las abejas. A esto hay que añadir que producen un alimento muy valorado, la miel, desgraciadamente cada año se reduce el número de colonias y por tanto la producción de miel. Hablando de Europa, el 84% de las especies vegetales y el 76% de la producción alimentaria europea dependen de la polinización de las abejas, según los datos de entonces, la colonia de abejas se había reducido en un 30%, por ello en el año 2011 el Parlamento Europeo votó una resolución para que la Unión Europea aumentase el presupuesto destinado a la investigación y desarrollo de nuevos fármacos que pudieran proteger a las abejas de determinadas enfermedades, aunque no se hablaba de cómo afectaban los pesticidas y otros productos fitosanitarios a estos insectos, de ello hablábamos en este post.
Si nos planteamos la pregunta ¿cómo sería nuestra alimentación sin las abejas?, se podría ser extremista y responder la frase que se atribuye a Albert Einstein: “Si las abejas desaparecieran, a la humanidad le quedarían cuatro años de vida”. Quizá no sea así, pero su desaparición supondría profundos cambios, la seguridad y diversidad alimentaria estaría seriamente amenazada, se produciría una pérdida de biodiversidad y afectaría al equilibrio ecológico, el precio de los alimentos se incrementaría de forma significativa, desaparecería la miel… Estas son sólo algunas de las consecuencias de la desaparición de estos pequeños polinizadores.
Greenpeace es consciente de la importancia de las abejas y por ello lleva algún tiempo luchando para protegerlas, ya que es proteger la biodiversidad y la alimentación, podemos recordar que en el año 2014 esta organización ecologista puso en marcha una campaña denominada Greenbees, que tenía como cometido reunir el mayor número de firmas posibles para poder influir en gobiernos y empresas para que actuasen y salvasen a las abejas, a continuación podéis ver el simpático vídeo de esa campaña en el que se muestra cómo las abejas se movilizan para protestar contra los plaguicidas, actuando como si fueran activistas de Greenpeace.
Para poder garantizar el abastecimiento alimentario en las próximas décadas es necesario luchar contra la reducción de las colonias de abejas, algo de lo que están tomando conciencia muchos países. Volviendo a la pregunta antes realizada, según explica Greenpeace nuestra alimentación depende en gran medida de estos polinizadores, en Europa, el 84% de las 264 especies de cultivo y 4.000 variedades vegetales existen gracias a la polinización por insectos, la producción de algunos alimentos como las manzanas, los melocotones o los calabacines no serían viables sin los polinizadores, sería necesario recurrir a la polinización manual, lo que provocaría que comer estos alimentos fuera todo un lujo.
Disfrutaríamos de una dieta bastante aburrida y además carente de los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo, la fotografía que podéis ver a continuación es bastante explicita, sería lamentable llegar a esta situación. Hablamos de la alimentación de los seres humanos pero también sufrirían las consecuencias de la desaparición de las abejas otros seres vivos, lo que probablemente incrementaría el número de especies que se extinguirían.
Greenpeace continúa con su campaña de concienciación y solicita nuestra colaboración, podemos hacernos socios para apoyar el trabajo que desarrolla la organización o podemos firmar esta petición para salvar a las abejas, en ella se solicita que el Gobierno de nuestro país establezca un calendario para la prohibición de los plaguicidas más dañinos (imidacloprid, clotianidina, tiametoxam, fipronil, clorpirifos, deltametrin y cipermetrin). También se pide un plan de acción integral para proteger a las abejas y otros polinizadores, estableciendo una hoja de ruta que permita incrementar a 7,6 millones de hectáreas la superficie dedicada a la agricultura ecológica para el año 2020.
De momento más de 200.000 personas han firmado esta petición en nuestro país, pero son necesarias muchas firmas más, os invitamos a leer este artículo de Greenpeace sobre lo que podría ocurrir en el caso de que desaparecieran las abejas.
Foto | PaulSteinJC