Los frutos secos se consumen todo el año, pero hay familias que es en esta época en la que hacen mayor consumo de nueces, avellanas, almendras, pistachos, piñones… La verdad es que un centro de mesa lleno de frutos secos en su cáscara es uno de los mejores elementos decorativos, pues además de lucir nos alimenta. Los frutos secos son muy nutritivos y son un snack ideal siempre que se consuma con moderación, porque a pesar de todos sus beneficios, tienen un poder energético elevado.
El caso es que los frutos secos además de su cáscara tienen una fina piel que los recubre y que según cómo se quieran comer molesta, resulta áspera al paladar. Hay distintas formas de retirar esta piel, también depende de cómo se vayan a consumir, en el caso de que se desee disponer del fruto seco crudo, os explicamos cómo hacerlo, hoy concretamente vemos cómo pelar almendras.
La técnica es muy sencilla e igual a la que se realiza para pelar otros alimentos, por ejemplo los tomates. Ya sabéis que si los tomates se ponen en aguar hirviendo unos segundos, la piel se retira después muy fácilmente. En el caso de las almendras el procedimiento es el mismo como os hemos comentado, se trata de escaldarlas, pero el tiempo cambia.
Hay que decir que también cambia el tiempo que necesitan las almendras para que el escaldado ayude a pelarlas según lo frescas que sean. Si son almendras muy frescas bastan 30 segundos, pero si son unas almendras que llevan tiempo almacenadas en casa o en una tienda, el tiempo puede ser de uno o dos minutos.
Os explicamos paso a paso cómo quitar la piel de las almendras, podéis ver el proceso por el que pasan en la galería de imágenes. En primer lugar ponemos las almendras en un cuenco y también un cazo con agua para llevarla a ebullición.
En el momento en el que el agua rompa a hervir la vertemos en el cuenco en el que están las almendras. Si no tenemos mucha seguridad sobre la frescura de las almendras, cuando vaya a pasar un minuto cogemos una (con una cuchara perforada, por ejemplo) y la enfriamos bajo el chorro de agua fría para no quemarnos e intentamos pelarla, si se pela fácilmente ya se pueden retirar todas las almendras del agua rápidamente.
Hay que enfriarlas inmediatamente para que no se cuezan, puede hacerse escurriéndolas y vertiéndolas en un cuenco con agua y cubitos de hielo o directamente con el colador bajo el chorro de agua fría, asegurándose bien de que se han enfriado.
El siguiente paso es pelar las almendras, y veréis que resulta muy fácil, normalmente es suficiente con ‘pellizcar’ la piel con el dedo índice y el pulgar, y la almendra se desviste, en caso contrario hay que ir levantando la piel, pero también es fácil. Una vez que las almendras estén peladas tendrán humedad, por lo que si no se van a consumir enseguida, si se quieren guardar enteras, crudas y peladas, convendrá dejarlas secar en un lugar cálido hasta el día siguiente, o se puede acelerar el proceso con el horno al mínimo, y controlando muy bien para que no se tuesten.