Hemos hablado en muchas ocasiones sobre la necesidad de leer las etiquetas de los productos alimenticios antes de comprarlos, y es la recomendación que desde hace años realizan asociaciones de consumidores, dietistas-nutricionistas y otros profesionales de la salud, pero los responsables de la información de estas etiquetas, es decir, los fabricantes de los productos, no siempre son muy claros, y además de utilizar artimañas para disfrazar las características menos saludables de sus productos, hay información nutricional que muchas personas no saben interpretar.
Es por ello que se hace necesario tener acceso a formación e información sobre cómo leer las etiquetas de los alimentos, es realmente necesario para que los consumidores podamos elegir a la hora de llenar la cesta de la compra, los mejores productos alimenticios según su composición. Leer las etiquetas no es leer los mensajes que aparecen en letras más grandes y llamativas que generalmente aluden a propiedades saludables (que no siempre son eficaces), ni cualquier leyenda que se muestre en el frontal, leer las etiquetas de los alimentos es dar la vuelta al envase y leer la letra pequeña, donde pone ‘Ingredientes’.
Aún sin muchos conocimientos en alimentación y nutrición, viendo la lista de ingredientes de algunos de los productos de consumo habitual, vais a quedar sorprendidos… ¿Quién se imagina qué hay en un bote de ‘mahonesa light’, de unas lonchas de ‘queso’ fundido o de unos cereales de desayuno? Ahora parece ser que todo el mundo lo sabe, pero hasta no hace mucho tiempo, ¿quién imaginaba que más del 50% de la Nocilla (o la Nutella) es azúcar en lugar de chocolate o avellanas?
Antes de continuar, queremos recordar una publicación que realizamos a principios de año y que tiene una información que convendría ir recordando de vez en cuando para llegar al máximo de personas posibles, por lo que también será interesante que vosotros la compartáis. En el post ‘El etiquetado alimentario nos ayuda a tomar decisiones seguras y acertadas’ os contábamos, entre otras cosas, seis formas en las que las etiquetas de los productos alimenticios ayudan a tomar decisiones de compra seguras y acertadas según la FAO, las resumimos a continuación:
1- Con unas etiquetas correctas que ofrezcan toda la información necesaria podemos comprender la composición de los alimentos, pudiendo saber si son buenos para nosotros.
2- Las etiquetas informan sobre cómo se deben utilizar, procesar o almacenar los productos, es una información que permite garantizar su salubridad evitando una inadecuada manipulación de estos alimentos, que puede conducir al consumo de productos contaminados con microorganismos patógenos, sustancias químicas, etc.
3- Las etiquetas ayudan a evitar que se adquieran productos falsificados, de hecho, el etiquetado es parte fundamental en la prevención del fraude, es una garantía para los consumidores.
4- Gracias a las etiquetas se pueden detectar ingredientes que pueden causar reacciones alérgicas, aunque existe un gran número de alérgenos no declarados en los alimentos envasados. Como dice la FAO, si las empresas actuaran cumpliendo con la legislación y con el deber moral de hacer bien las cosas, iría mejor.
5- El etiquetado ayuda a evitar el desperdicio alimentario, si se lee correctamente puede impedir que se desechen alimentos que están en buen estado. La fecha de caducidad permite saber cuánto tiempo de vida útil tiene un producto para que se pueda consumir de forma segura.
6- El etiquetado puede apoyar a los productores locales de alimentos, ya que el origen para muchos consumidores es muy importante, aporta valor al producto y al productor.
Para saber cómo leer las etiquetas de los productos alimenticios, estamos seguros de que os va a resultar útil la infografía que os dejamos a continuación, la han realizado las nutricionistas @MoraguesNatalia y @Japon_Nutricion, y como podréis ver, explican cómo se expresa la lista de ingredientes, en qué hay que fijarse de la tabla del valor energético, qué tener en cuenta sobre los macronutrientes tales como los hidratos de carbono, las proteínas, las grasas y sobre la fibra alimentaria, así como cuándo se trata de un producto con exceso de sal o si se puede considerar que tiene un alto contenido en vitaminas.
Podéis ver la infografía ampliada pulsando sobre ella dos veces (no consecutivas), pero también podéis ampliar la información sobre el etiquetado de los alimentos en el post ‘Declaraciones nutricionales en el etiquetado alimentario’, al que podéis acceder a través de este enlace.
En este post vais a aprender más sobre la legislación que regula el etiquetado alimentario, qué debe cumplir un alimento para poner las declaraciones nutricionales, facilitando a los consumidores su comprensión de forma visual, amena y didáctica. ¿Sabéis cuánto es un bajo contenido en azúcares, en grasas o en sodio?, ¿cuánta fibra debe llevar un producto para que pueda lucir un mensaje de ‘alto contenido en fibra?, ¿los tipos de grasas que podemos leer en el etiquetado y sus valores?
Toda esta información y mucha más queda perfectamente ilustrada gracias a las tres infografías del dietista-nutricionista Aitor Sánchez (@midieteacojea), quien comparte esta información para llegar al máximo de personas posible. Así que, lo dicho, compartid y utilizad las ilustraciones (respetando y citando al autor) para que entender las etiquetas y declaraciones nutricionales en el etiquetado alimentario sea fácil para todos. No obstante, no está de más recordar que es mucho mejor llenar la cesta de la compra con alimentos frescos, los que necesitan ser etiquetados, como verduras, frutas, pescado, carne…