Ya hemos empezado a recuperar os platos de cuchara cálidos y reconfortantes, el frío ha llegado de golpe y es lo que apetece comer cuando llegamos a casa, al menos algunos días y en algunas regiones, porque lo cierto es que el otoño no ha llegado del todo en todas partes (y faltan dos días para que entremos en esta estación). En cualquier caso, hay que ir preparando el recetario de otoño, y venimos con una receta en vídeo para recuperar un plato tradicional de la cocina catalana, aunque muchas familias seguramente no lo tienen que recuperar porque lo siguen comiendo habitualmente en los meses fríos, pero no es nuestro caso, ya no recordamos cuándo fue la última vez que comimos una ‘sopa de farigola’ (sopa de tomillo).
Lo cierto es que la sopa de tomillo y ajo ha evolucionado en muchas cocinas, a los ingredientes clásicos y humildes como son las ramitas de tomillo, el ajo, el pan de payés, el huevo… se han podido sumar muchos otros (no menos humildes) como la cebolla, el tomate, las especias… dependiendo del gusto de cada cocinero y de cada familia. Pero hoy lo que vamos a ver es cómo hacer una sopa de tomillo actualizada que, lo que aporta principalmente, es otra textura.
Bajo estas líneas podéis ver el vídeo del cocinero Salvador Brugués, quien nos explica que su madre elaboraba sopas aprovechando el caldo de cocción de las verduras y el pan duro. Este tipo de sopas, como la sopa de tomillo, son como una infusión, totalmente líquidas, por lo que propone actualizarla texturizándola para que sea más cremosa y suave. Claro, esta actualización también cambia la elaboración del huevo, si tradicionalmente va escalfado, en este caso lo hace a baja temperatura.
Los ingredientes necesarios para hacer esta ‘sopa de farigola’ actualizada son: Pan tostado, cortado muy fino y quedando como láminas de pan crujiente, caldo de verduras, tomillo en rama, unos ajos, aceite de oliva virgen extra, y opcionalmente sal.
Para empezar con la elaboración de esta sopa, se tienen que rehogar los ajos en camisa (con un golpe para romperlos), y cuando hayan aromatizado el aceite de oliva, se incorporan las ramitas de tomillo, se rehogan también y pasados unos segundos se moja con el caldo, se añade una pizca de sal y se deja cocer unos cinco minutos.
A continuación, se retiran los ajos y el tomillo, se añade el pan tostado y cuando se empape bien, se pasa la batidora eléctrica para espesar el caldo, hasta obtener una textura sedosa, algo que se favorecerá añadiendo aceite de oliva virgen extra a hilo. Para terminar, se cocina el huevo a baja temperatura. Podéis ver cómo hacerlo en este vídeo.
A la hora de emplatar, el cocinero coloca el huevo cocinado en un plato hondo con una brizna de tomillo para decorar, y finaliza vertiendo la sopa de tomillo cremosa y unas gotas de AOVE. Ya habéis visto que es una receta sencilla que mantiene los ingredientes tradicionales, así que si os apetece probar la sopa de farigola de Salvador Brugués, será un buen plato para los próximos meses, reconfortante y saludable.