Los tomates secos en aceite se han convertido en un ingrediente básico en muchas despensas porque incluirlo en nuestras recetas es añadir un extra de sabor, potente, aromático y delicioso. En Gastronomía y Cía podéis encontrar muchas recetas con tomates secos en aceite, incluso os explicamos cómo secar los tomates para hacerlos desde cero, podéis consultarlo en este post titulado ‘Conserva de tomates cherry en aceite de oliva’. La misma preparación la podéis hacer con otras variedades de tomates, adaptando los tiempos de secado al tamaño, carnosidad, etc.
Pero, si queréis hacer tomates secos en AOVE sin tener que secar los tomates (que supone un tiempo y consumo energético), hay muchas opciones porque en cualquier frutería y supermercado comercializan los tomates deshidratados. Son mucho más económicos que los que se venden ya sumergidos y marinados con aceite de oliva virgen extra, donde se paga el AOVE, el proceso de elaboración, el recipiente… Así que os explicamos cómo hacer tomates secos en aceite de oliva virgen extra buenísimos y más económicos que comprados.
Podréis elegir vuestro AOVE favorito y podréis aromatizar los tomates como más os guste (incluso no añadir ningún aromatizante), con orégano, romero, tomillo, laurel, guindilla… En cuanto a los tomates deshidratados o secos, hay varios fabricantes, seguro que tenéis alguna marca favorita, nosotros os lo contamos a continuación. Al final, los tomates secos en aceite de oliva virgen extra hechos en casa serán indispensables para enriquecer vuestros platos, probadlos.
Ingredientes
- 200 gramos de tomates secos
- 1/2 c/p de hierbas aromáticas secas al gusto
- c/n de aceite de oliva virgen extra.
Elaboración
Nos gusta elegir tomates secos que no estén excesivamente secos, hay unos de la marca Italiamo de Lidl que son carnosos y muy buenos, no hace falta ni rehidratarlos para hacer el tomate seco en AOVE. Pero el de otras marcas, como el de Mercadona, por ejemplo, es mucho más seco y conviene que se hidrate un poco para que en la degustación resulte tierno.
Para ello, calienta abundante agua en un cazo, la suficiente como para sumergir los tomates secos holgadamente. Lava los tomates y escúrrelos bien, y cuando el agua rompa a hervir, introduce los tomates secos. Tapa el cazo, retíralo del fuego y deja reposar hasta que se enfríe.
Si los tomates están todavía demasiado duros o secos, puedes dejarlos toda la noche en remojo, en el frigorífico. El siguiente paso es escurrir muy bien los tomates y que queden bien secos (de agua), puedes dejarlos extendidos en una bandeja al aire, después de secarlos bien con un paño o papel de cocina absorbente.
Introduce en el tarro los tomates secos intercalando las hierbas aromáticas secas elegidas, los tomates secos deben quedar apretados, pero con cierta holgura. También puedes añadir unas bayas de pimienta o especias secas al gusto. Rellena el tarro con aceite de oliva virgen extra asegurándote de que no queden burbujas de aire, cierra el tarro y listo.
Cómo es una preparación para consumir ya, no es para conservar varios meses, no hace falta esterilizar el tarro después de hacer los tomates secos en aove, ahora bien, éste debe estar bien limpio y seco, se puede esterilizar previamente en agua hirviendo si es un tarro de uso habitual. No olvides etiquetar el tarro indicando, al menos, la fecha de elaboración.
Acabado y presentación
Al día siguiente ya tienes tus tomates en aceite de oliva virgen extra listos para preparar tus recetas favoritas, y recuerda que una vez que los tomates se terminen, el aceite será ideal para aderezar ensaladas, pasta, verduras… y para hacer salsas y vinagretas. ¡Buen provecho!
Abreviaturas
c/s = Cuchara sopera
c/p = Cuchara de postre
c/c = Cuchara de café
c/n = Cantidad necesaria
2 comentarios
Gracias por por brindarnos vuestras recetas.
Esta me pareció buenísima para poder tener unos tomates listos, ponerles ajillo y algo más a gusto, (setas, requesón, etc), sobre un a fainá.
Cariños desde Buenos Aires.
Método tradicional y fácil para deshidratar tomates:
1 – Usar tomates muy maduros, mejor de tamaño pequeño
2 – Darles un corte al medio
3 – A cada mitad se le dan dos cortes, sin llegar al fondo, en cruz, por la parte interior y se abren «en flor». Dejarlos escurrir.
4 – Colocarlos sobre papel absorbente (tradicionalmente periódicos)
5 – Espolvorearles con sal y ponerles al sol
6 – Una vez secos, guardarlos en sacos de yute (arpillera) o algo similar que transpire, en sitio seco y ventilado