Es más fácil hacer jengibre confitado que encontrarlo en algunos comercios, por eso a continuación os explicamos cómo hacer jengibre confitado, veréis lo sencillo que resulta y como nunca os faltará este ingrediente con el que se pueden elaborar muchas recetas dulces y saladas, como las Trufas de chocolate con jengibre confitado que os mostramos hace unos días.
A quienes nos gusta el sabor del jengibre incluso lo tomamos de vez en cuando como si fuera una golosina, una gominola muy dulce y ligeramente picante. Animaos a prepararlo, en las próximas semanas compartiremos algunas recetas de pan, bizcochos, magdalenas, turrones… con el jengibre confitado hecho en casa. Buscad el rizoma más fresco y tierno, y manos a la obra.
Ingredientes
- 200 gramos de jengibre (pesado una vez pelado)
- 800 gramos de azúcar (y un poco más para terminarlo)
- 400 gramos de agua.
Elaboración
Pela el jengibre y córtalo en finas rodajas, horizontales o verticales, aunque también se puede hacer jengibre confitado en bastoncitos, en dados pequeños o con la forma que se quiera obtener.
Pon el jengibre en un cazo y cúbrelo con agua, lleva a ebullición y después deja cocer a fuego lento durante una hora aproximadamente, hasta que el jengibre esté bien tierno. Si quieres suavizar el sabor del jengibre, pues es muy intenso, puedes cambiar el agua una o dos veces, nosotros preferimos no hacerlo para que tenga mucho sabor.
Una vez que el jengibre está cocido, escúrrelo. Ahora empieza a preparar el almíbar poniendo al fuego el azúcar y el agua, cuando el azúcar se haya disuelto incorpora el jengibre y deja cocer a fuego lento durante una hora con la cazuela casi tapada, dejando la tapa ligeramente desplazada.
Pasada esa hora, retira la tapa y continúa cociendo durante una hora u hora y media, hasta que el almíbar que casi se haya secado el almíbar. Retira el jengibre posándolo bien extendido sobre papel vegetal y déjalo enfriar. Si al moverlo, el azúcar cristaliza, procura retirarlo y al secar será más fácil si lo pones en una bolsa y sacudes. Ese azúcar servirá además para endulzar otras elaboraciones aportando el aroma a jengibre.
Reboza el jengibre con azúcar y déjalo secar destapado y como estaba, bien extendido. En principio tarda muy poco en estar seco, pero asegúrate, aunque por fuera quede un poco duro, al romper o morder el jengibre confitado será como una gominola.
Puedes conservar el jengibre confitado en un tarro de cristal cerrado en la despensa o en el frigorífico, el azúcar hace que su conservación sea prolongada.