El azúcar avainillado es muy utilizado en la elaboración de bizcochos, magdalenas, flanes y siempre que algún plato aprecie un sabor dulce avainillado, incluso para endulzar un café. Aporta ese aroma y sabor que, no sabemos por qué, muchas veces recuerda a la infancia, cuando saboreamos la vainilla nuestro semblante hace no tarda en dar muestras de ello.
La vainilla es una de las más valoradas especias, para nosotros es una joya. El aspecto de esta vaina que se obtiene de una planta tropical trepadora que pertenece a la familia de las orquídeas, no hace justicia a las cualidades que ofrece, aunque cuando más la conoces, más bonita te parece.
Pero a lo que íbamos, el azúcar con vainilla, tan recurrido en nuestra cocina dulce, lo podemos hacer en casa en lugar de comprar esos pequeños sobres o frasquitos que duran un suspiro, además sale mucho más económico.
Hacer azúcar avainillado es muy fácil, seguro que muchos de vosotros ya lo hacéis. A la vez que hacemos el azúcar avainillado preparamos un azúcar glas o glasé que también nos viene muy bien para distintos postres, esto no es más que azúcar molido o pulverizado.
Si dispones de la Thermomix, ya sabes que puedes moler el azúcar simplemente dándole al turbo unos segundos, también se puede obtener el azúcar pulverizado con un molinillo de café o similar.
Nuestra recomendación, si habitualmente utilizas azúcar glas, es no malgastar el dinero comprándolo hecho, es mejor gastar en un molinillo de café, sacarás más provecho al dinero invertido.
A partir de unos 200 gramos de azúcar glass y una vaina de vainilla, obtendremos un azúcar avainillado en unos días. Dispón el azúcar molido en un frasco con cierre hermético, abre una vaina de vainilla por la mitad e introdúcela dentro del azúcar. Cierra el frasco y déjalo reposar unos días, cuando lo abras y te inunde el aroma a vainilla, ya podrás utilizarlo.
El aroma de la vainilla es tan potente que incluso el tarro utilizado quedará impregnado de ese aroma, y siempre dispondrás del recipiente ideal para tu azúcar avainillado. Cada cierto tiempo deberás cambiar la vaina, esto dependerá de la cantidad de azúcar que prepares y el tiempo que tardes en utilizarlo, te darás cuenta según el aroma que tenga el azúcar.
Pero además, la vaina que ha estado aromatizando el azúcar también te servirá para, antes de tirarla, preparar una crema pastelera o unas natillas por ejemplo, si la pones con la leche a infusionar, aprovecharás todavía su insustituible virtud.