Congelar plátanos no sólo es una forma de evitar tener que tirar piezas de esta fruta o comerlas por obligación porque se están madurando mucho (por ejemplo haciendo algunas de las recetas para gastar plátanos muy maduros), los plátanos congelados son una preparación ideal, y en algunos casos imprescindible, parra ciertas elaboraciones culinarias, por ejemplo para hacer batidos de fruta, helados, bombones…
Por poneros un par de ejemplos de recetas en las que utilizamos plátanos congelados, podemos recordar el Plátano helado con chocolate que encanta a los niños y el Smoothie de plátano, cacao y anacardos. Si se elaboran helados con robot de cocina en lugar de con la heladora, seguramente sabéis que los ingredientes deben estar congelados, y el plátano además es un ingrediente que aporta una cremosidad especial.
Hay ‘helados’ que se hacen con plátano y algún otro ingrediente más, como chocolate, nata, otras frutas… además de sencillos, rápidos de hacer y de ser naturales, quedan muy cremosos y ricos. Si os interesan, podemos hacer próximamente alguno de estos ‘helados’, se acerca la primavera y con ello aumentarán las ganas de retomar el consumo de elaboraciones frescas.
Pero retomemos el tema principal, cómo congelar plátanos, y vamos a ver las distintas formas de hacerlo. El plátano se puede congelar entero y con su piel, lo que resulta muy cómodo a priori, simplemente hay que lavar y secar los plátanos enteros y ponerlos en el congelador, su piel protege la pulpa, pero si se desea se puede introducir en una bolsa de congelación.
Congelar plátanos enteros puede traer problemas a la hora de utilizarlos según lo que se desee hacer, por ejemplo, para hacer helados o smoothies muy fríos no sirven, puesto que para quitar la piel es necesario dejar que se descongelen. De este modo el uso del plátano sería otro, para hacer bizcochos o pasteles, para hacer cremas o natillas, etc.
El método para congelar plátanos que nos parece más práctico es pelados y cortados en trozos, el tamaño dependerá de los usos que le vayamos a dar, sin dejar de tener en cuenta que si se van a triturar congelados, para no forzar mucho las cuchillas del robot o picadora convendrá que no sean muy grandes.
Es muy sencillo preparar los plátanos de este modo, se pelan, se cortan en rodajas y para congelarlos, primero hay que extenderlos en una bandeja sin que se toquen y meterlos en el congelador, igual que se hace con otros alimentos, como los frutos rojos, el calabacín… Cuando ya están congelados, se pueden pasar a una bolsa de congelación y ocuparán menos espacio, a la vez que los trozos de plátano se mantendrán separados para poder coger los que necesitemos cuando los vayamos a utilizar en la cocina.
Otra forma de congelar los plátanos es haciendo un puré, en ese caso simplemente hay que triturarlos y añadir un poco de zumo de limón para ayudar a su conservación. Se introduce en un tupper o en una bolsa con cierre de cremallera para congelación y listo.
En todos los casos se recomienda elegir plátanos que estén maduros, pues de este modo son más sabrosos. Hay que decir que después de congelarlos, si se descongelan no mantienen su misma textura, pero en principio no es necesario si se van a hacer batidos, helados, bizcochos, cremas…
No olvidéis tampoco etiquetar el recipiente o envase con la fecha y el contenido, conviene hacerlo con todo lo que congelamos, así tenemos un control para consumirlo en el periodo de tiempo recomendado. Los plátanos congelados se recomiendan consumir en dos o tres meses.