Desde hace varios años es bien conocida la relación entre el consumo de carne y el riesgo de tener una enfermedad cardíaca, lo que irremediablemente aumenta el riesgo de muerte. Pero, hasta la fecha, se desconocían exactamente los mecanismos subyacentes y cómo aumentan las proteínas animales el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, algo a lo que ahora dan respuesta los resultados del estudio realizado por expertos de la Universidad de Tufts y el Instituto de Investigación Lerner de la Clínica Cleveland (Estados Unidos).
El estudio ha analizado un mecanismo en el que los metabolitos producidos por determinadas bacterias intestinales a la hora de digerir la carne roja, juegan un papel importante en el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. Los investigadores explican que es importante comprender cuál es el impacto del consumo de carne roja en las personas mayores, ya que son las más vulnerables de sufrir enfermedades cardíacas, pero también pueden beneficiarse de la ingesta de proteínas a fin de compensar la pérdida de masa y fuerza muscular debido al avance de la edad.
Para este trabajo se han recabado los datos de casi 4.000 estadounidenses mayores de 65 años que formaron parte del Estudio de Salud Cardiovascular de los Institutos Nacionales de Salud, estudio observacional a largo plazo de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular a partir de la edad antes mencionada. En dicho estudio se realizaron mediciones de diferentes biomarcadores sanguíneos en distintas etapas de la investigación, como los niveles de N-óxido de trimetilamina (relacionado con la enfermedad coronaria) que genera el microbioma intestinal, y elementos como la crotonobetaína o la gamma-butirobetaína, que se genera tras la ingesta de L-carnitina y que influye en la aparición de la aterosclerosis.
Los expertos han demostrado que un mayor consumo de carne se relaciona con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD), cifrando en un 22% mayor el riesgo por cada 1,1 ración de carne roja al día. Los investigadores comentan que un 10% de este riesgo se debe a los niveles de tres metabolitos que producen las bacterias intestinales a partir de los nutrientes que se encuentran en la carne, algo que no ocurre con otros alimentos, como la carne de ave, el pescado o los huevos.
La interacción entre la carne roja, el microbioma intestinal y los metabolitos bioactivos generados, son para los investigadores una importante vía del riesgo de padecer enfermedades cardíacas, por lo que los resultados de este estudio proporcionan un nuevo objetivo para desarrollar intervenciones que ayuden a reducir la incidencia de este tipo de enfermedades y mejorar la salud del corazón.
De todos modos, hay que decir que se trata de un estudio observacional, ya que a pesar de que los biomarcadores del microbioma se midieron directamente en la sangre, los hábitos dietéticos de los sujetos del estudio se obtuvieron a partir de una encuesta, por lo que no se puede probar la causalidad. Los investigadores explican que es necesario realizar nuevos estudios, pero aun así, los datos obtenidos de este trabajo ofrecen un modo de prevenir o tratar las enfermedades cardíacas en un segmento poblacional cuyo consumo de carne se considera excesivo.
Los expertos recomiendan seguir una dieta y estilo de vida saludable para reducir el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón, destacando que la dieta debe ser rica en verduras, frutas, granos integrales, etc., es decir, lo que se lleva recomendando desde hace tiempo. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Tufts, y en este otro publicado en la revista científica Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology.