El próximo día 15 se celebrará en Barcelona la II Conferencia Internacional sobre Cambio Climático y Vino, numerosos expertos en enología tratarán la incidencia del cambio climático en el mundo del vino, algo muy presente que empieza a afectar notablemente a la producción del los vinos.
¿Cómo afecta el cambio climático al vino?, entre algunos de los efectos que los expertos aprecian, se encuentra una mayor graduación alcohólica, un pH más alto y una menor acidez, el resultado es que los vinos van a durar menos en botella. Todos los expertos se han puesto a trabajar, se intentan desarrollar nuevas variedades mediante las técnicas de la modificación genética o la selección, también se estudia la posibilidad de trasladar los viñedos a zonas más adecuadas, aunque esta última solución podría indudablemente entrar en conflicto con respecto a las Denominaciones de Origen.
Todos somos testigos de los cambios, nos encontramos en pleno invierno y las temperaturas no son las que corresponden, de hecho, las temperaturas parecen no corresponderse en ninguna época del año. Las vides lo sufren, la poda, la recolección, todo varía y los expertos deben vigilar cuidadosamente cada proceso para lograr desarrollar vinos de calidad. El aumento de las temperaturas a lo largo de años pasados ha propiciado que las cosechas fueran mejores y se obtuvieran vinos de más calidad, pero por desgracia, este aumento no se frena y la situación empieza a cambiar, ahora ya no es favorable.
Algunos estudios muestran que las temperaturas han subido 1,2º C por encima de la temperatura media de antaño y se han debido adelantar en muchos casos las vendimias para que no se dieran los problemas que antes hemos mencionado, como el exceso de alcohol, fruto de una mayor concentración de azúcar resultante de la maduración acelerada. El riesgo de que el pH en un vino sea elevado provoca que el vino se aclare y existan más posibilidades de que se desarrollen microorganismos perjudiciales para su maduración. La falta de agua y el exceso de calor propician que no exista una concordancia entre la maduración de la piel y de la pulpa, el resultado son vinos más duros. Como todas las cosas bien hechas, el vino necesita su tiempo, así lo indican los especialistas en el mundo de la vitivinicultura.
En los próximos años vamos a ser testigos de drásticos cambios que obligarán a olvidar los sistemas tradicionales, no deshojar las plantas tal y como se hacía para que las hojas puedan proteger mejor los frutos, alterar las actuales densidades de plantación con el mismo cometido, elevar las viñas cien metros de altura para reducir las temperaturas (una solución bastante cara por cierto) e incluso se baraja la posibilidad de fabricar una especie de tejados que preserven a las vides del sol.
Toda la industria del vino se va a ver seriamente afectada por los nuevos acontecimientos que año tras año se agravan y obliga a los expertos a actuar rápidamente, no sólo contra el cambio climático, también contra las políticas agrarias, ya sean españolas o comunitarias, ya que las nuevas medidas que se barajan entran en conflicto con ellas, un ejemplo sería que se tuvieran que regar los viñedos de La Rioja ante la escasez de agua, algo totalmente prohibido por esta D.O. Entre el cambio climático y la reforma del vino, la situación es cada vez más complicada, no tardaremos mucho en conocer las soluciones adoptadas.